Imperdible
60'

Cuando les preguntan por sus proyectos, los Sutottos dicen que buscan hacer un teatro que sea entendido por todes. Esta idea es punto de partida y premisa de acción, pero también una clave para espectadores: tenemos que saber que nos enfrentaremos a algo profundamente disfrutable, pero a la vez complejo, audaz e, incluso, oscuro por momentos. Una de las razones es que las obras de los Sutottos abordan la ridiculez de las personas, esa que aparece al final del día, cuando nadie nos ve.

Inestable, estrenada en el 2015 con más de seis temporadas en cartel y un recorrido por el mundo, ya trabajaba con los miedos, la melancolía y el placer neurótico de refugiarse en la inestabilidad emocional. Pero lo hacía con el lenguaje de la risa, el que arma comunidad y le mete liviandad a los problemas serios del mundo. Perdón, estrenada oficialmente en abril pero que ya había tenido sus primeras presentaciones en la Bienal de Performance del 2019, en el Festival de Teatro de Rafaela el año pasado y en la temporada marplatense 2022, continúa investigando esos temas. Nosotras la vimos todas las veces y estábamos esperando el estreno oficial para disfrutarla con tiempo.

Se trata de dos personajes que buscan desesperadamente recrear emociones, vínculos y situaciones del pasado. Una de las características más hermosas de la propuesta es que estos dos son jóvenes aún y lo que más desean es volver a la escuela primaria. No a recrear momentos de la infancia, sino a hacer la primaria de nuevo. Se imaginan en el aula, todos grandotes, rodeados de niños y niñas. Se imaginan con sus primeras novias y primeras maestras.

Javier y Fabio se comunican con mensajes diferidos, entre ellos y con el mundo. Entre ellos y su último encuentro, hubo una vida que avanzó, sin embargo hay una sensación de que el tiempo no pasó. Graban en máquinas contestadoras, esperan respuestas de personas que no saben si viven en el mismo lugar o si, incluso, se murieron. Pero Javier y Fabio respondieron mutuamente y acá están, juntos, de nuevo. Como únicos sobrevivientes de ese pasado deseado, exigen con razón una forma ideal, irrepresentable, de ser humano: alguien que escuche y calle, que prevea los sentimientos del otro, que desborde emociones pero las sepa contener. Alguien que, como niños que entienden la experiencia pero la hacen comunicable de grandes, sea todo lo que otres no fueron.

Todo en escena parece referir a un código atemporal. A su vez, todo construye una estética vintage que es perfecta y elegante, no se mueve y remite a sí misma, generando que no pensemos en el afuera. La ropa, el pelo, la lámpara, las sillas y el teléfono se combinan con tonos de cariño y de gritos, peleas de cachetadas, pedidos desesperados de afecto, patadas como de hermanos. Tienen sus pelucas y son bastante señoritos, como nenes que usan prendas de adultos. El universo remite a algo conocido, tal vez a emociones y deseos que sentíamos antes. Al mismo tiempo, todo se vuelve desconocido. ¿Será que en esos sentimientos de infancia están las pautas para entendernos como adultos acomplejados, a veces disfuncionales? ¿Será que en esos deseos que no verbalizamos dejamos abandonados anhelos e ilusiones? Hay un recurso de exageración, de barroquizar el principio de un miedo, una nostalgia, hasta volverlo una forma de entender el mundo. Cómo plantean los Sutottos en entrevistas: nos reímos de estos personajes pero también sabemos de qué hablan, somos y no somos eso que muestran. Si una quiere puede desarmar la obra en capas de sentido. Al mismo tiempo, se puede ver como un espectáculo cómico que trabaja con lo border. Perdón soporta ambas lecturas y ofrece ambas experiencias.

La obra está pensada y ejecutada con muchísimo cuidado. Hay episodios, hay picos de delirio y otros más tranquilos. Andi Caminos y Gadiel Sztryk despliegan todo lo que son -actores, directores, músicos y docentes- combinándose y también cada uno por su lado. El primero con una elasticidad simpatiquísima y con movimientos elegantes y el segundo con un excelente pasaje de un personaje tierno a uno escalofriante. Hay distintos tiempos en escena, se arman cuadros y episodios que hacen de la obra una propuesta completa. Los Sutottos tienen algo especial, propio, que se expone en cada proyecto que lanzan: dedicación, una buena ejecución y talento. Nosotras los seguimos y recomendamos porque es un tipo de teatro que nos invita a repensarnos con ternura sin abandonar nunca la risa.

Ficha técnico artística

Dirección: Andrés Caminos, Gadiel Sztryk
Dramaturgia: Andrés Caminos, Gadiel Sztryk
Intérpretes: Andrés Caminos, Gadiel Sztryk
Iluminación: Fernando Dopazo
Diseño de vestuario: Analía Cristina Morales
Diseño de escenografía: Fernando Dopazo
Fotografía: Pablo Linietsky
Asistencia De Producción: Manuela Bottale, Marianela Faccioli
Asistencia de dirección: Manuela Bottale, Marianela Faccioli
Prensa: Duche&Zarate
Producción: Sutottos
Producción general: Andrés Caminos, Gadiel Sztryk

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