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Vicky Casaurang, Flor D’Antonio y Male Duchovny.

Imaginate una obra que dice las cosas que estás pensando. No, no las observaciones agudas à la Seinfeld que te parecen estupendas para tuitear, aunque también hay mucho de eso. Digo las cosas que realmente solo le dirías a tu mejor amiga bajoneando fuerte después de ver una peli que te hizo llorar y fumar un porro que te dejó toda sensible. Bueno de esas confesiones incómodas y malolientes está hecha La casa oscura, una obra de teatro documental escrita e interpretada por las brillantes, genias, increíbles, fantásticas (y podría seguir, como Lady Gaga) Mariela Asensio y Maruja Bustamante

Maruja y Mariela se conocen hace veinte años y ese es el tiempo que hace que cuando se cruzan se dicen “tenemos que hacer algo juntas”. Es que si pensamos en sus trayectorias podemos encontrar en común que son dramaturgas, directoras y actrices que hablan sobre historias de mujeres contemporáneas con mucha sinceridad y hasta crudeza. Pero, finalmente, fue su salud mental la que las unió arriba del escenario. La obra se mete, como previene la gacetilla, con los diagnósticos psiquiátricos. Y, aunque podría pensarse que un tema así dejaría a todo el público helado, tiene el efecto contrario. El texto y las actuaciones -y las canciones, dios mío, las canciones- generan un ambiente cálido, como si todos fuéramos parte de ese ritual confesional entre dos mejores amigas que se aman, se odian, se toleran, se quieren matar. 

Es casi imposible ver La casa oscura y no sentirse identificado. No porque todos estemos medicados (aunque la excitación por la canción sobre la Sertralina sugiere que sí somos un buen porcentaje), sino porque esta obra entiende perfectamente que lo específico garpa. Difícil que haya tenido pánico escénico sin haberme subido nunca a un escenario, pero qué inmediatamente comprensible que es tener ese momento en que se te vacía la panza y te sentís flotando sin cable a tierra y lo único que te salva es que un amigx te mire y te diga: “Acá estoy, acá está la puerta de emergencia, cuando quieras salimos corriendo”. 

Maruja y Mariela interpelan a un mundo intermedio: el que está entre la locura etiquetada y la presunta sanidad mental. Novedad: ese mundo es parte de este mundo y, queramos admitirlo o no, es nuestro suelo más transitado. Esta obra va dirigida a les valientes, a quienes habitan en esa zona intermedia. Gente de carne y hueso cansada, incómoda, maltrecha. Gente de carne y hueso genuina, excitada, prendida fuego.

La casa oscura es como ese agujero interior del que hablaba Moura. Algo así como un de-las-puertas-para-adentro que convive con esas ganas de vivir sin drama, con locura y pasión. La paradoja que plantean Mariela y Maruja es que esta experiencia tan propia y solitaria puede ser compartida por todes. Sin perder las características subjetivas de cada historia personal, habilitan el poner en palabras y hacer visible esa zona intermedia. La que está repleta de ansiedad. 

A partir del relato de los distintos tratamientos y abordajes que ambas tuvieron que transitar para lidiar con lo que sentían problemático, arman un muestrario de lo que sí y de lo que no. ¿Qué le falta al psicoanálisis? Empatía, perspectiva de género. ¿Qué le falta a la inercia colectiva? Poner en jaque aquello que llamamos “enfermedad”, también lo que llamamos estar bien.

En esta época de vibrar alto convive una tendencia a derechizar la vida con la posibilidad de habitar y construir espacios simbólicos que, hasta hace poco, eran impronunciables. Si decir es apropiar, ocupemos los silencios. El teatro, en esta obra, es un puente que habilita: el boca en boca, el frente manteca.

Ficha técnico artística

Dramaturgia: Mariela Asensio y Maruja Bustamante
Actúan: Mariela Asensio y Maruja Bustamante
Dirección: Paola Luttini
Producción ejecutiva: Antonella Schiavoni y Sabrina Rado
Asistente de dirección: Melina Cruz
Diseño audiovisual y gráfico: Melisa Fabbretti
Música original: Valentino Alonso
Música y letra Toc Toc: Andrés Asensio
Comunicación y Prensa: Mutuverría PR
Luces: Matías Sendon
Escenografía: Giuliano Benedetti
Diseño de Vestuario: Daniel Herrera
Coreografía TKN: Matías Napp
Coreografía Video phone: Bianca Loponte

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