Hay plan. Después de la pandemia y Bla TV, Bla Bla & Cía. vuelve al teatro con su espectáculo Modelo vivo muerto, nueva integrante y nuevo nombre.
En Modelo vivo muerto, tres estudiantes de una academia de arte deben rendir el examen final que consiste en retratar con lápiz un modelo vivo. Durante el desarrollo del mismo, el modelo muere misteriosamente. A partir de entonces, los protagonistas comienzan una investigación criminalística fuera de lo convencional.
Bla Bla & Cía., el grupo de impro, clown, música y pavadas que hace más de una década viene laburando a pulmón en el off, tiene ya una base de seguidores de esos “desde cemento”. Para ellos, hay código. Y para los nuevos, hay un planazo.
El código es palpable. Sale Lucero a escena en pantaloncitos cortos y los de cemento ya saben. Ríen, porque ya saben. Furman está en el piano esta vez, y no en el teclado, pero ya saben. Manu Fanego se va a clavar unos tacos, es inminente. Fusco y Lups arrancan de entrada con sus risitas mordidas y: ¡listo! Estás en un espectáculo de Bla Bla & Cía.
Podríamos convenir que ya saben que se van a dar esos dos principios básicos que rigen su largo trabajo en equipo: el cariño que se tienen y el juego.
Y si bien el código tiene un espesor distinto para los de cemento, es abierto para que cualquiera “nuevo” entre de lleno. Hay planazo porque es descollante y fresco, porque va los viernes y sábados 22:30 en el Caras y Caretas y ese horario te permite ir antes a cenar algo por ahí, o ir después a seguirla por un barcito.
Vamos a las novedades. En principio, dejaron de ser Los Bla Bla para ser Bla Bla & Cía. Algo del corset implicado en “los” ya nos les quedaba cómodo. Además, al expandirse como compañía, sumaron la dirección y colaboración artística de Francisca Ure y la colaboración en dramaturgia de Gustavo Lista.
También es notable la incorporación de Carola Oyarbide, una joven actriz y comediante del palo del stand-up que se amalgama a la compañía sin inconvenientes y aporta con una gran actuación.
Todos humoristas, todos payasos, todos también actores. Modelo vivo muerto es a la compañía el salto del sketch a la obra con estructura de texto clásica de principio, desarrollo. Y, ¿final?
Entonces pasan cosas. Más precisamente, pasan finales. Los personajes descubren la farsa del autor y deciden cambiar su destino. Así, la hoja en blanco del final pasa a ser colaborativa, como el trabajo mismo de una compañía.
“No terminamos de entrar en una lógica de que todo cierre, encaje bien, como no sucede tampoco en la vida. ¿Por qué habría que casarse con un final al modo aristotélico? Nosotros este final lo elegimos, no es que se dio más o menos así. Y un poco se dio más o menos así también, todo un quilombo” nos amplía Manu Fanego sobre los finales de la obra, y los de cemento ya saben…
Es un final y basta.
