Mariana Levy quedó despechada por una separación y transofrmó su duelo bochornoso en una obra de teatro. Con mucho humor, poníendose ella misma como el principal personaje del cual reirse, la dramaturga y directora nos mete en el tan transitado “mundo ex.” Pero nada de clichés, ni contar el cuentito de una separación, acá el ex en cuestión sólo dio “para una obrita corta, cincuenta minutos, y en joda.”

Macarena Albalustri es la actriz que recibe al público en pijama comiendo pochoclo (que si querés, te convida). A modo de stand-up, aunque renegando del género, se presenta como la que va a hacer de Mariana Levy, esa directora autobiográfica que puso su patética ruptura amorosa al servicio del arte. Desenmascarando cada uno de los mecanismos teatrales, va presentando a su ex, PG (alias pelotudo gigante) interpretado por un actor-actor español (Conrado Busquier), a Verónica (Vane Butera), la ex maldita con quién formó pareja durante 13 años antes de conocerla, y a ella misma en versión futuro, una hermosísima mujer embarazada de su marido físico nuclear (Sofía Wilhelmi).

Ph: Akira Patiño

Por supuesto que la imaginación da para todo, y la Mariana en pijama empieza a dirigir situaciones pasadas y futuras entre los personajes en cuestión, creando las escenas de lo que querría que suceda. Hasta llegan a inventar una escena futura, justito después del estreno, cuando ella se reencuentra con PG y hablan de la obra, generando una metateatralidad muy divertida, poniendo en evidencia lo que a ella le coparía que él dijese.

Verónica era un nombre que Mariana veía por todos lados, quizás por los lácteos de dicha marca o más probablemente por su propia obsesión de no poderse sacar de la cabeza a esa yegua que todavía tenía el corazón de PG. La hace venir por una falsa cita de trabajo, y la viste acorde a su imaginario: un mega cartón de leche Verónica, poniendo al público en complicidad total a su delirio. Al encontrarse con la loca despechada que la llena de preguntas y la involucra en su propia imaginación, la ex termina formando parte de este teatro dentro del teatro. Pero no deja nunca de tener su propia voz, y desde su profunda pacatez y mirada conservadora, la sentencia a los gritos como una “hippie del orto.” Claro, cómo no ver así a una demente que pone su vida en escena y busca en esta ex la clave de su propia separación. Es que el quid de la cuestión fue encontrar que el freezer de PG estaba lleno de tuppers con comida que le había preparado Verónica, y que patológicamente guardaba a modo de santuario; clarita manera de no soltar con su pasado de 13 años y detonante para que Mariana finalmente se diera cuenta de que no iba a poder hacerse un huequito en su vida. Ese día se separaron, y la dramaturga agarró lapiz y papel (o más bien un par de latas de energizante y noches enteras frente a la pantalla) y plasmó toda su imaginación desquiciada en una obra con la cual todos nos identificamos, seguramente porque todos quedamos alguna vez enganchados con un ex y no podemos dejar de reirnos de nuestro propio patetismo.

Ficha técnico artística

Actúan: Macarena Albalustri, Conrado Busquier, Vanesa Butera, Sofia Wilhelmi

Diseño de vestuario: Ezequiel Galeano

Diseño de iluminación: Paula Fraga

Video: Natalia Devoto, Santiago Rivaldo

Fotografía: Akira Patiño

Diseño gráfico: Gastón Galvao

Diseño De Títulos: Carlos Merchan

Prensa: Luciana Zylberberg

Asistencia de dirección: Sebastián Bahamonde

Pre-producción: Fernando Madedo

Producción: Mariana Levy

Dramaturgia y dirección: Mariana Levy

 

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