Descubriendo la magia del teatro italiano

Especial desde Roma, Italia.

Domingo, veinte horas, me citan en una dirección cerca del Coliseo y me dan una contraseña “yo soy Superman”. Subo por las escaleras siete pisos (el ascensor está reservado puntualmente para quien lo necesita) hasta la terraza. Una vez allí de repente uno ingresa en otro mundo, sillones hechos de pallets con almohadones color pastel, luces, música en vivo, una barra donde te ofrecen (incluido en el precio) un clásico aperitivo italiano, drink a elección acompañado de papitas, y de fondo la vista panorámica del Coliseo, la cúpula de San Pedro y el Altar a la Patria, teñidos de rosa ya que el sol se está poniendo lentamente. A este punto mi noche está hecha, pero es solo el comienzo.

Kent es un espectáculo itinerante, ambientado en el piso veintisiete de un edificio. Cada función una terraza diferente, donde los actores Valerio De Benedetto (Salvatore/Clark) y Matteo Quinzi (Pietro) se adaptan al espacio convirtiéndolo en un personaje más, vivo.

Pietro está en el piso veintisiete por tirarse al vacío cuando abre la puerta Salvatore, un periodista con ataque de pánico que sube a la terraza para tomar aire y termina por salvarle la vida, aparentemente. Así con el atardecer como parte de las luces de escena y el Coliseo como escenografía, este encuentro fortuito entre dos hombres que intentan sostenerse mutuamente sin conocerse da inicio a la obra. Con un ritmo dinámico, humor y un italiano sutilmente romanesco, Pietro y Salvatore nos van compartiendo sus miedos, sus ilusiones, sus ideales y, de a poco, se van adentrando en temas profundos como los engaños de la moral.

Kent es un homenaje directo a Superman, el superhéroe por excelencia del comic norteamericano, y al mismo tiempo plantea preguntas del estilo cuál es la vara entre el bien y el mal, qué hace de un hombre un superhéroe y cuáles son las decisiones que lo definen. La elección por parte de la directora Cristiana Vaccaro del espacio abierto, donde el texto fue imaginado, tiene que ver no solamente con el impacto visual y de vértigo sino también con conceptualizar la idea que desde una perspectiva más elevada, los hechos, la ciudad y la moral pueden ser vistas de otra forma, puede deslumbrar o esclarecer.

La idea inicial partió de Valerio De Benedetto que le pidió al dramaturgo Marco Andreoli un texto sobre superhéroes con dos personajes masculinos, para él y Matteo Quinzi, y en dos semanas Kent estaba lista y los personajes adjudicados, a piel cada actor se inclinó por uno y el otro. Luego se sumó Cristiana Vaccaro, siendo ésta su primera obra como directora, y ya van dos años que cada verano en las terrazas romanas este submundo de héroes y antihéroes toma vida al atardecer.

El diseño de vestuario no es al azar, presenta a estos dos hombres de traje y corbata, como estereotipo, pero debajo se esconden dos secretos que hacia el final los obligará a enfrentarse, dejando atrás la complicidad y pureza que los conectó en un principio.

Así se inaugura mi temporada romana de la mejor manera posible, en lo alto bajo las estrellas, disfrutando de un teatro independiente italiano, rico de nuevas propuestas.

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