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80'

Rosencrantz y Guildenstern han muerto. Va de nuevo: todos los personajes de Hamlet han muerto. ¿Por qué? Porque esta tragedia es un quilombo y el único destino inevitable es la muerte. Se sabe que Hamlet es una historia de fantasmas, traiciones, locura y melancolía. ¿Cómo hacerla divertida?

Para quienes tengan fresco en sus corazones al viejo Shakespeare sabrán que le gustaba hacer trampa. Que mezclaba géneros y que usaba el lenguaje para incomodar, excitar y revelar verdades en boca de personajes secundarios.

Lo genial de esta obra está en hacer lo que el viejo dramaturgo haría: meter quinta y que se vaya todo a la mierda. ¿Se acuerdan de que Hamlet empieza en una noche de luna y niebla y el fantasma del rey recientemente asesinado aparece pidiendo venganza? La obra de Los Macocos pone al famoso bufón de la corte de Elsinor, Yorick, muerto en condiciones confusas, a pedirle a su sobrino y a su compañía de comediantes que lo venguen. Y qué más quisiéramos los bullineados del pasado ir contra todes aquellos que nos ofendieron. Así es: el rey ya fue, en esta tragedia lo más importante es la comedia.

Los bufones entran al castillo sin saber muy bien qué onda, pero ven que algo huele a podrido. Al toque lo entienden y van donde está el quilombo: al lado del príncipe Hamlet. En esta versión de la obra clásica, los secundarios son protagonistas. El tras bambalinas avanza hacia la escena. Los espectadores son los que hacen la obra dentro de la obra porque los bufones nunca son protagonistas. Son los voceros, los mad men que como no tienen nada que perder -diría que ni dignidad- no reprimen lo que ven y piensan. Esta vuelta, como espectadores, vemos una versión de los hechos desde su perspectiva.

Los Macocos son Daniel Casablanca, Martín Salazar, Gabriel Wolf y Marcelo Xicarts. En Maten a Hamlet interpretan a cuatro bufones muertos de hambre, vagabundos de las Europas, que luego de una serie de experiencias y engaños, logran entrar a la corte de Elsinor. Allí se encontrarán con Claudio y su semblante inmutable, Gertrudis y su eterna negación, Ofelia y su pasaje lento hacia la locura, Polonio y su cadáver y al príncipe Hamlet. Entre parias hacen buenas migas.

Maten a Hamlet es una obra profunda y para matarse de risa. Tiene todo aquello que se espera de una versión de este clásico -como una calavera en un cementerio y la reflexión melancólica- con elementos propios de la comedia: remates y plot twists delirantes, destreza física, caídas, exageraciones, roles de género intercambiables.

Acá decretamos planazo de viernes. Para estudios de la literatura inglesa y para cualquiera que quiera pasarla bien un rato.

Ficha técnico artística

Actúan: Daniel Casablanca, Martín Salazar, Gabriel Wolf, Marcelo Xicarts
Actores invitados: Alejandro Segovia
Diseño de vestuario: Analia Morales
Diseño de escenografía: Romina Del Prete, Adriana Maestri
Diseño de títeres: Gerardo Porión
Diseño de luces: Leandra Rodriguez
Música original: Axel Krygier
Asistencia de dirección: Lucila Casalis
Producción ejecutiva: Mechi Castillo
Dirección: Sebastián Irigo

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