Puto el que lee
El arte es infinito, aunque cada dos por tres el pesimismo de la post-posmodernidad reabre ese viejo debate que propone “todo ya está hecho”. No solo porque las experiencias de los sujetos cambian conforme al paso del tiempo, al cambio de modas, de consumos, necesidades y lenguajes, sino también porque las combinaciones sobre materiales del pasado son muchas. Una es la que nace del cruce entre la literatura y el teatro. Por ejemplo, una obra hecha a partir de la vida de un escritor que no solo piensa en su biografía, sino que también incluye fragmentos de sus textos y una lectura crítica de los mismos. Recreación, representaciones, figuraciones de los puntos ausentes, análisis de obra, sistemas de lenguajes que se entremezclan y producen una nueva obra.
El material es un misterio, en parte, y es un poco maldito, también. Hay innumerables figuras malditas en el campo literario. Hay algunas en la literatura argentina: Néstor Sánchez se esfumó de la faz de la tierra. Reapareció algunos años después con unas cartas algo encriptadas escritas desde el estacionamiento de un supermercado en una ciudad de EEUU. Carlos Busqued se murió pronto, muy pronto, dejando un compendio de mensajes futuristas que nos sirven, hasta el día de hoy, para abordar el presente.
Carlos Correas, un escritor que planteó que la homosexualidad podía ser tema en la literatura y, creo, el primero que lo hizo. Después vinieron otros y también fueron perseguidos o juzgados. Otras épocas, otros agrupamientos, otras herramientas. Carlos Correas estaba solo. El día del estreno de la obra, 1 de febrero, una multitud de personas se agolpaba en las calles para defender los derechos LGBTQ+ frente a los dichos xenófobos, homodiantes y racistas del presidente Javier Milei en Davos. De ahí veníamos y el encuentro en la sala post marcha se sintió como una forma homenaje de decirle al escritor ya muerto: no vas a estar nunca más solo.
Operación Carlos Correas
Ha muerto un puto es una obra sensible de antemano porque prestó atención a un personaje olvidado, del que poco se sabe y poco se lee. Tal vez, solo tal vez, en algunos claustros de la academia, en la Facultad de Filosofía y Letras en donde también se lee a su amigo, ex amigo, del que también se habla en la obra, Oscar Masotta. Gente extraña en una época extraña, antes de la efervescencia de los años sesenta que permitió la irrupción de la vanguardia y la construcción de nuevos lenguajes para el arte.
Acá hay música en vivo, personas que cantan muy hermoso, recitan textos, bailan y también llevan adelante una obra que se ocupa de pensar la vida de Carlos Correas, con sus altibajos y sus puntos fuertes: estos últimos serán textos. Lo que hace a un escritor, el producto que circula de su trabajo. Hay homenaje, hay celebración de la existencia de todos los putos, hay una invitación a leer y hay un sentido asociado a la idea de que la imaginación y las formas de representación son infinitas, mientras que la opresión es limitante pero también limitada.
De los intérpretes se puede decir mucho. Como, por ejemplo, que cada une tiene una estrella distintiva en su performance: por la voz, por la soltura, por la delicadeza o por la presencia enorme en un escenario. De cualquier manera, recomendamos verlos trabajando en persona.
Pasteur 42
Ha muerto un puto es una obra de Gustavo Tarrío interpretada por David Gudiño, Verónica Gerez y María Laura Alemán que trata sobre el misterioso escritor argentino Carlos Correas. Su muerte, un suicidio que incluye sangre en las venas y un tiro de gracia en el balcón de Balvanera, aumenta el caudal de preguntas en torno a su figura. Acercarse de esta forma, es una manera de achicar distancias y de devolverle humanidad a una persona solitaria o que se sentía, por lo menos, sola.
En sus palabras está Buenos Aires y en Buenos Aires está Carlos Correas. En los sitios oscuros donde los trasnochados hacen el amor o en el asfalto y sus interminables pisadas. La obra trae sedimentos de esas nostalgias a través de una propuesta con una estética de saco y chaleco, melodías que flotan y breves imágenes que se quedan impregnadas. No hace más que darle contenido a la apuesta sensible, maldita y combativa de elegir esa vida para ser contada.
Ficha técnico artística
Guión: Gustavo Tarrío
Actúan: María Laura Alemán, Vero Gerez, David Gudiño
Diseño de vestuario: Paola Delgado
Diseño de utileria: Paola Delgado
Carpintería: Facundo Varela
Canciones: María Laura Alemán
Música original: María Laura Alemán
Diseño De Iluminación: Sebastián Francia
Entrenamiento: Florencia Schrott
Asistencia de dirección: Florencia Schrott
Prensa: Prensópolis
Dirección: Gustavo Tarrío