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90'

Advertencia de contenido: esta obra contiene una escena de violencia sexual explícita.

“¿Qué podía hacer Filomela? Una guardia le imposibilitaba la huida; de roca maciza estaban construidos los firmes muros del establo; su muda boca no podía delatar lo sucedido”.
Ovidio, Metamorfosis

Esta no es una historia fácil de contar, ni fácil de ver. En efecto, no vemos la violación que da comienzo al arco argumental de la obra. Solo la escuchamos. Pero, cuando Carolina Saade vuelve a aparecer en escena, sabemos exactamente lo que sucedió.

“Pero el ingenio es grande en el dolor, y en casos desesperados aparece la habilidad”.
Saade corporiza el dolor de una forma realmente extraordinaria. Verla moverse, respirar, temblar es sentir en el propio cuerpo lo que el suyo representa. Al principio, su personaje insiste en una autosuficiencia absoluta. “Yo me arreglo sola”, le dice, tambaleándose sobre un pie roto, a Daniela Flombaum. Flombaum hace las veces de maestra de ceremonias: ella es la que indica cuándo hay que cambiar la luz y la música. Parece estar a cargo del derrotero de esta historia, o por lo menos poder predecirlo, pero eventualmente, de la mesita al costado del escenario, la directora de la obra, Nayla Pose, empieza a decirle que no a ciertas cosas.

“El dolor le cerró la boca y, aunque su lengua las buscó, no hubo palabras suficientemente indignadas”.
El personaje de Flombaum es una suerte de guerrera solitaria, una cruza entre la diosa romana Diana y Kim Possible, que vigila lo que sucede en el kilómetro 23. (¿Kilómetro 23 de qué? No sabemos). Ella quiere saber lo que pasó fuera de escena, quiere que Saade cuente lo que hicieron. Saade no quiere contar: empieza diciendo que se cayó, después que está confundida, pero finalmente le responde. No con la historia propia, sino con una recriminación dura, que también va a dirigida al público, al pueblo.

“Habríase creído que los cuerpos de las cecrópidas iban llevados por alas; y es que van llevados por alas”.
En el poema de Ovidio, la metamorfosis, la transformación de un humano en planta o animal, funciona como desenlace. A veces es un desenlace feliz, pero la mayor parte de las veces el final es trágico, terrible o, al menos, melancólico: el personaje transformado queda a salvo del peligro, pero el precio a pagar es la pérdida de la humanidad y, con ella, la pérdida de la capacidad de contar la propia historia. En este mundo loco, en esta noche brillante es una obra que funciona de principio a fin como la metamorfosis de un dolor inimaginable, intolerable, en algo que, al menos, no ocupa todo el campo de visión y deja aire para imaginar la supervivencia propia, para hacer un plan tan simple como bajar a fumar un cigarrillo con amigos.

En este mundo loco, en esta noche brillante es una obra escrita por la dramaturga brasileña Silvia Gómez. Fue seleccionada por el colectivo Piel de Lava para la primera edición de Temporada Fluorescente, un dispositivo de creación transdisciplinar que promueve la colaboración entre artistas y organizaciones de distintas geografías, y adaptada por la directora argentina Nayla Pose.

Ficha técnico artística

Dirección: Nayla Pose
Autoría: Silvia Gomez
Traducción: Carolina Virgüez
Actúan: Daniela Flombaum, Tomás Huberman, Nayla Pose, Carolina Saade
Iluminación: Ricardo Sica
Música original: Sebastián Schachtel
Música en vivo: Mateo Monk
Dirección de arte: Paola Delgado

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