Por Guada Gold y Malena Duchovny
Un amateur es un artista o deportista que se dedica a algo por pura pasión, sin remuneración y sin carácter profesional. El Amateur de Mauricio Dayub, estrenada por primera vez hace 25 años, fue una obra a la que no le fue muy bien al principio, pero después hasta se hizo peli. Ahora El Amateur, segunda vuelta reestrena en la sala de Dayub, el mítico Chacarerean Teatre en la zona palermitana.
Al comenzar la obra, asistimos al encuentro de dos hombres de pueblo que tienen una charla existencial sobre cómo los caga la vida. Lentamente, las frustraciones de ambos encuentran una vía de escape en un objetivo común: Pájaro (Dayub) anhela con batir el récord de permanencia en bicicleta y Lopecito (Gustavo Luppi), cuyo sueño propio es volver a bailar tango, se dedicará a entrenarlo y motivarlo. Pájaro está obsesionado con ganarle al tiempo y a su cuerpo. Por momentos, la empresa parece próxima al desastre: los músculos y la mente de Pájaro se resienten y parece que tendrá que detenerse. Pero, con el aliento de Lopecito, los amigos logran el milagro.
La escenografía, una gran estructura de hierro con algunas poleas y una bicicleta con un carro en la parte trasera, no busca remedar ningún ambiente realista, porque esta obra no se trata de poner los pies en la tierra, ni en los pedales de la bici, sino de cómo nuestros sueños pueden superponerse sobre nuestras vidas y hacer que veamos solamente lo que imaginamos. Desde el ventanal del fondo de este escenario se ilumina una rueda que gira y no para. La música, en parte compuesta por el uruguayo Jaime Roos, aparece en los momentos más sensibles y de descanso visual: cambios de escena y de vestuario.
El texto habla de una amistad profunda. A lo largo de la obra, entendemos que los sueños también pueden ser compartidos y que, cuando extrañamos a alguien, cualquier objetivo sirve para distraernos, ya sea propio o ajeno. Dayub se refiere a su propia obra como metafísica popular, pero lo que más resalta en esta obra es la ética popular, esa que lleva a Lopecito a darlo todo por Pájaro y que nos recuerda que la palabra amateur también puede significar “el que ama”.
Ya nos habían recomendado enfáticamente la obra: “¡Tenés que ver a Dayub subido a una bicicleta en el escenario!”. Lo que no se dice de algunas reposiciones del teatro de los noventa es que personas como nosotras, nacidas post 2000, solemos no tener idea de lo que se está hablando. Al volver a casa, también pedaleando, pensamos en la destreza que requiere pedalear sobre las tablas. Y también, en las palabras de Lopecito: “Lo que parece, es”.
Ficha técnico artística
Dirección: Luis Romero
Autoría: Mauricio Dayub
Actuación: Mauricio Dayub y Gustavo Luppi
Música: Jaime Roos
Coreografía: Edgardo Millan
Asistencia de dirección: Edgardo Millan
Escenografía y vestuario: Graciela Galán
Asistencia de escenografía y vestuario: Mariela Solari
Realización de escenografía: Gabriel Kohatus
Realización de vestuario: Lidia Benitez
(Diseño de) iluminación: Matías Sendón
Realización de diseño de iluminación y operación de luces: Pablo Gomez
Operador de sonido: Franco Planel
Maquinaria: Samael Nubile
Programación Qlab: Guillermo Pérez
Pelucas: Roberto Mohr
Fotografía: Marcos López
Diseño Gráfico: Julieta Garione
Prensa: Carolina Alfonso
Producción Ejecutiva: Micaela Labanca
Producción General: Mauricio Dayub