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60'

ovra based en personas
con real disorders de ansieda normal
q = estuvieron contentas too many days
con los troubles q le producían
y q tb es casi la unión
de stephen king-violeta parra

No sabemos bien qué decir. Eso sí, nos encantó. Nos reímos muchísimo, nos miramos desconcertadas, nos preguntamos varias veces qué estaba pasando, cómo, por qué. Esta obra es un delirio (de los buenos, de los que hay que presenciar). Un grupo de seis actores que hacen de actores en una clase de teatro. La obra es un juego teatral, una improvisación por el puro goce. Porque qué más da. 

Los personajes son excéntricos, con “real disorders de ansieda normal”. Está Marta Graff, interpretada por Laura Nevole, que se declara “grafómana orgullosa” y cuya causa es defender esa pasión. Están las hermanas Prat, que no se parecen en nada y una es hombre (al menos, interpretada por un hombre que se refiere a sí misma en famenino). Está el personaje de Pablo Ragoni, que tiene los ojos celestes llorosos -o al borde de llorar- toda la función, y que siempre dice: “salgo yo, salen todos” al terminar una escena y empieza a marcar un patrón, un ritmo en la escena, una repetición de la cual aferrarse. Está el personaje de Bárbara, que solo habla inglés pero, inexplicablemente, entiende perfecto el español. El tema del idioma es central: se habla en spanglish por momentos, después en español mexicano, argentino, de España, de otras regiones de Latinoamérica. ¿Por qué? Ni idea. ¿Por qué no?

The Pall Mall Twins es la segunda obra en una serie de tres: la primera fue La Casa de Alba Torrens 16 y la tercera es My Hurlingham. Se dice por ahí que la cuarta está en camino. La directora, Lucía Seles, es un incógnito (puede que tengamos más datos pero nos vemos obligadas a guardar silencio). La obra se presenta en Casa Teatro Estudio, conocido antes como El Elefante y después Los Vidrios. La función no se hace en la sala del fondo sino en unos pocos metros cuadrados con puerta y ventanas a la calle. Los actores cada tanto salen, entran, la gente que pasa por Guardia Vieja se asoma a ver qué está pasando. Se quedan varios minutos ahí, confundidos. Nosotras, adentro, un poco también. 

La clave es dejar los “porqués” en la puerta y disfrutar. La obra está planteada como una sucesión de escenas en donde una de las hermanas Prat dirige al resto, aunque no está claro si es la profesora o no. En cada situación los personajes atraviesan vaivenes emocionales intensos. Bárbara, que hace de la dueña de un restaurante donde un hombre se suicidó, atiende dos reservas, se pone contenta y luego se las cancelan. O el personaje de Ragoni, que se va a una quinta de Villa Elisa y se lleva casi cien podcasts descargados. Llama a su mamá para decirle que hay alguien interesado en él. Pero después se entera de que no.

Casi no hay escenografía y la distancia con el público es mínima. Por momentos los personajes leen de un libreto. Después de la función, Laura nos cuenta que, cuando estrenaron el año pasado, no hubo ensayos. Hicieron una lectura general del guión y se tiraron a la pileta. Pero no se dejen engañar, (bueno, déjense engañar un poco porque de eso se trata el teatro, ¿no?): está todo planificado, desde los gestos más imperceptibles, cada prendida y apagada de luz, hasta la mesita repleta de cajas de fármacos. No hay nada librado al azar, parece una improvisación aunque, según nos dicen, está recontra cronometrada. Y a la vez mantiene esa frescura de algo que está en proceso. De que está viva. De que, por más planificada que esté, los actores (reales) también se sorprenden. Y eso se siente desde afuera. 

The Pall Mall Twins da ganas de levantarse de la silla y actuar. Todos los actores son excelentes, el texto es original y un poco disparatado. No vayan esperando respuestas ni una trama clara. Vayan para ver una sucesión de escenas algo insólitas, cómicas, -pero también muy humanas-, con altos y bajos. Confíen, que la van a pasar muy bien. Eso sí, cuando pase la cuarentena y nos podamos volver a abrazar en los teatros ¡que sea pronto por favor!

Ficha técnico artística

Dirección y dramaturgia: Lucía Seles

Actuación: Martín Aletta, Gabriela Ditisheim, Verónica Hassan, Natalia Miranda, Laura Nevole, Selena Prat, Pablo Ragoni

Operación técnica: Alexander Dementyev, Sebastián Toro

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