Reseña
50'

“Sólo vine a ver el jardín
donde alguien moría
por culpa de algo que no pasó
o de alguien que no vino”
Alejandra Pizarnik

Entrar a la Casona Aguilar es como viajar en el tiempo, a metros de los bocinazos de Avenida Cabildo, en pleno Belgrano. Es como entrar en un paréntesis, refugiarse una casa de estilo victoriano, con un tinte mágico, casi embrujado. La obra Solo vine a ver el jardín es un recorrido -espacial y literario- por la casa, por la vida de cuatro mujeres y sus relatos de amor, odio y muerte. 

Nos invitan a ingresar a una sala con sillones antiguos, fotos en blanco y negro, paredes tapizadas. Suena una música débil de fondo. Esperamos hasta que una de las actrices -nuestra guía- nos hace pasar al hall. Aparecen otras tres mujeres, todas con un vestido negro largo, turbantes, expresiones serias, rostros maquillados. Explican que nos van a contar la historia de la “reina loca”. Nos acercamos para escuchar y empieza el recorrido.

La obra es un homenaje, una reelaboración de textos de Alejandra Pizarnik y Silvina Ocampo. Las actrices recitan con una cadencia distante, por momentos, afectada. Habitan los cuerpos de mujeres que amaron, sufrieron y mataron por amor, mujeres que padecieron el odio, los celos, el tedio. Mujeres que engañaron, se dejaron engañar, que quisieron empezar de nuevo. La cercanía con las intérpretes es tal que parece que estuviéramos espiándolas, mirando a través de la mirilla. Una de las mujeres hace trizas una torta de casamiento, otra se lava las manos con sangre en el patio, la tercera se ahorca con una soga. 

Surge la pregunta acerca de si las cuatro mujeres son o no la misma. O si las cuatro historias son espejos de las otras. Quizás, al final, la pregunta deja de tener importancia. Las similitudes son muchas, pareciera que las mujeres de Ocampo y Pizarnik fueran, en última instancia, la misma. Como si los relatos de amor y de muerte, de deseo y dolor, fueran casi indiscernibles entre sí.

Una obra especialmente recomendada para quienes deseen escaparse, por una hora, del presente, e ir a escuchar poesía, recorrer una casa antigua, descubrir secretos ajenos, la soledad, el desamor.

Pizarnik escribe:
“Yo no sé de pájaros
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas”.

Ficha técnico artística

Dirección: Florencia Santangelo

Autoría: Silvina Ocampo, Alejandra Pizarnik

Versión: Paula Rivas, Florencia Santangelo

Actuación: Anabel Ares, Paula Rivas, Florencia Otero, Florencia Santangelo

Música original: Martín Cortez

Asistencia de dirección: Valentina Moreno

Escenografía: Cecillia Dellatorre, Paula Rivas, Florencia Otero, Florencia Santangelo

Vestuario: Romina Ivanoff

Maquillaje: Anabella Santangelo

Diseño de luces: Cecilia Dellatorre, Paula Rivas, Florencia Otero, Florencia Santangelo

Fotografía: Cristobal Aldezabal

Diseño gráfico: Martín Cortez

Prensa: Más Prensa

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