Imperdible
80'

Y nos quedamos mirando casi casi penetrándonos

una sirena de aguas claras en mi rio turbio sin igual

 

La memoria desviada tiene herencia a pesar de no tener archivo. La memoria trans, travesti y gay sobrevive sin ese archivo. El archivo que existe lo hicieron otros, ellos. Ese archivo, además de archivar experiencias, emociones y recuerdos de vidas, ordenó qué se guardaba, cómo y qué dejaba afuera. Este archivo médico-forense dejó una impresión en esos cuerpos en el intento por domesticarlos. Sin embargo, esos cuerpos fueron y son los que rompen la paradoja del archivo: se imponen como memoria viva, tuercen el destino que, en vano, les fue asignado por la institucionalidad y ahora son ellos mismos los que reclaman una lugar en la institucionalidad. Saraos Uranistas se inscribe en esa serie que comenzó con el Archivo de la Memoria Trans y que sigue abierta. Esa serie tomar una herramienta de la heteronorma, es decir, una herramienta de los que escriben las historias oficiales, y se la apropia. En este caso, subvirtiendo directamente las reglas para crear una obra sobre el amor y el deseo (el deseo de presente, de futuro) a partir de un archivo de principios del siglo XX que buscaba investigar, catalogar y ordenar a las subjetividades desobedientes. La obra nos habla de cómo se puede obtener una mirada válida, atenta a las cosas que el archivo deja afuera pero que a la vez sugiere, adentro de un territorio que aún hoy está en disputa: el del amor y de la realización personal a la medida de cada una.

María Belén Correa, una de las impulsoras del Archivo de la Memoria Trans, cuenta en una entrevista cómo muchas de las imágenes de chicas trans que allí se encuentran son de espacios cerrados: habitaciones, departamentos, hoteles. Esto es así porque estar afuera era un riesgo, porque sacarse una foto en un lugar turístico era peligroso. Esta idea del espacio cerrado es retomada por la obra y trascendida porque juega con su potencialidad. En ese espacio privado en donde transcurre Saraos hay infinitos universos que convergen, múltiples personajes o matices de una misma persona que adopta personajes en su propia vida. El de la mujer, la sobreviviente, la buscavida, la madama, la artista, la enamorada, la trabajadora, la que acata la ley, la que se nutra de ella, la que se excita con ella. Todos conviven y en conjunto generan una fuerza irrestricta que le da contenido a ese aislamiento, desbordando los límites que había impuesto el archivo. También invita a la fantasía, a el dejarse soñar en historias de finales felices en donde la marica captura a su chongo con el encanto de las sirenas.

La obra transcurre en el Río de La Plata, en la ciudad de Buenos Aires donde habitan submundos de adoquines viejos, faroles tenues y fondos de río que emergen a la madruga con las primeras luces. Una ciudad contraste: tanta belleza y tanto horror. Una ciudad contradicción: policías de razzia deseantes del cuerpo que molieron a golpes. Cosas que muchas veces quedan guardadas en los archivos de artistas o escritores. Recordemos, también en esta misma serie, a Carlos Correas. Otra perseguida por la ley heterosexual de los que hicieron la ley. Saraos Uranistas es una intromisión, una inyección de esperanza para todas esas experiencias de vida que fueron obligadas, en mayor o menos medida, a esconderse. ¿No es un acto de por sí heroico recordar que del impuro río emergen recuerdos de luchas, de bellezas antiguas, de secretos que hablan?

Saraos Uranistas transcurre en la ciudad con el mejor teatro en el mundo. El argumento más fuerte que tenemos para decirlo es, justamente, la existencia de esta obra porque es un espectáculo que celebra la naturaleza misma del espectáculo. Todos los detalles están pensados en función de un conjunto. Juanse Rausch sigue apostando por el musical, haciéndolo grande, como se merece. Y esta decisión le permite construir, junto con las intérpretes y músico, una experiencia para soñar con mejores oportunidades, con amores de películas. Una obra que, en definitiva, nos recuerda por qué aún queremos vivir en un mundo trans, homo-odiante y misógino: para cambiarlo. El diseño de maquillaje, de vestuario, de escenografía, las coreografías y las canciones se justifican en la historia que nos están mostrando, nada está puesto en vano ni elegido de forma ociosa. El conjunto se completa con un elenco soñado donde cada intérprete eleva las pestañas al cielo de todo proyecto en el que participa.

Saraos Uranistas nos invita a volver desear sueños colectivos, fundamentalmente, el de una patria que reconozca la participación en la historia y la memoria de todas, desde el comienzo de los tiempos.

Ficha técnico artística

Dramaturgia: Juanse Rausch
Actúan: Maiamar Abrodos, Lucía Adúriz, Manuel DI Francesco, Emiliano Figueredo, Tomás Wicz
Piano: Gabriel Andres Illanes
Diseño de maquillaje: Adam Efron
Diseño de arte: Uriel Cistaro
Realización de escenografia: Guido Azqueta Mozzi, Juan Pablo Villasante
Realización De Calzado: Pablo Ibañez
Redes Sociales: BORIA AUDIOVISUAL
Realización de vestuario: Uriel Cistaro, Sandra Li, Patricia Mizraji, Barroca
Realización de tocados: Uriel Cistaro
Realización de pelucas: MG
Realización Set-electric: Jessica Tortul
Letras de canciones: Gabriel Andres Illanes, Juanse Rausch
Diseño De Iluminación: Facundo David
Fotografía: Irish Suarez
Diseño gráfico: Karina Hernandez
Asistencia de dirección: Lola López Menalled
Prensa: Varas & Otero
Producción: Alejandra Menalled
Producción general: Nünproduce
Dirección: Juanse Rausch
Composición Musical: Gabriel Andres Illanes

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