Por Victoria Casaurang y Sofía Leibovich
La obra transcurre en los 90, en el patio de una casa de pueblo teñido por luz naranja fluorescente. Hay reposeras de plástico, una pileta y un cielo que tarda en anochecer. El patio es una sinécdoque de las vidas de las mujeres que viven ahí; se siente demasiado apretado, demasiado familiar, es un lugar donde las canciones de la radio se repiten una y otra vez, el calor sofoca los cuerpos, pegotea las ideas y hace que el tiempo se derrita. Todos los días son iguales: hay chismes, quejas, recuerdos, baladas, un eterno esperar y esperar que algo pase y rompa con esa monotonía.
Las mujeres que protagonizan la obra viven aferradas a una época de gloria que ya pasó, a esa vez cuando en el carnaval del pueblo recibieron la corona de reinas. Pero después no hubo más victorias; envejecieron y se quedaron en el mismo lugar, esperando el destino brillante que la corona presagiaba. Y pasaron los días, los meses, los años y ese destino nunca llegó.
La obra fue escrita por Victoria Varas y la dirige Azul Lombardía. Se estrenó en abril, en la reapertura del Cervantes, y hubo 3 funciones; ahora está en Timbre 4 hasta el domingo 26. Actúan Maruja Bustamante, María Marull, Juliana Muras, Florencia Bergallo, Sasha Falcke, Mónica Raiola y Bruno Giaganti.
Las actrices usan calzas brillantes, peinados con jopos, plataformas, ropa de colores chillones y estampas floreadas. Se pasan las tardes charlando sobre la vecina de al lado y su nuevo marido, y hasta invocan a sus muertas en busca de respuestas. Las antiguas reinas dicen tener el “vientre engualichado”: todas comparten el mismo destino trágico. Todas se quedaron en el pueblo y abandonaron sus sueños, cumplieron —o intentaron cumplir— con el mandato del patriarcado: tener marido, hijes y casa.
Las reinas no son ni la sombra de lo que alguna vez fueron; ya se rindieron, aceptaron su destino. Pero no Inés (SashaFalcke), la adolescente de la familia que sale con un pibe rockero y anarquista —interpretado por Bruno Giaganti—, y que sueña con estudiar odontología en Capital. Se pone en escena un enfrentamiento entre dos generaciones; qué pasa cuando los mandatos de la familia y de la sociedad entran en tensión con el propio deseo. El personaje de Mónica, interpretado por Maruja Bustamente, se viste de forma sexy y sus hermanas le dicen que deje de ser tan provocativa. Inés quiere irse a la mierda y su mamá se niega a aceptar su independencia.
Reinas abolladas trata sobre los vínculos entre mujeres: hermanas, tías y sobrinas, amigas, nietas y abuelas, mamás e hijas. Trata de la envidia, de la relación amor-odio que tenemos con las personas que comparten nuestra misma sangre, del impacto que nos causa darnos cuenta de que nuestras mamás también son personas, como cuando Inés descubre que las piernas de su mamá son blancas y frágiles y están repletas de várices azules. La obra trata sobre lo difícil que es llevarse bien con la propia familia, y del deseo (o la necesidad) de alejarse para convertirse en la persona que una quiere ser.
Aunque hay momentos tristes, mucha nostalgia y una pulsión constante por querer volver atrás, Reinas abolladas también es un homenaje a la decadencia. Si bien es cierto que las protagonistas viven en un estado de permanente insatisfacción con sus vidas, al final hay una escena donde brillan con vestidos cubiertos de lentejuelas, música y flores. Las mujeres están ahí, siendo celebradas, en toda su decadencia. Sí, están frustradas con sus vidas, hartas, cansadas, un poco rotas, abolladas, ¿pero quién dice que no sean, todavía, reinas?
Ficha técnico artística
Dirección: Azul Lombardía
Autoría: Victoria Varas
Actúan: Florencia Bergallo, Maruja Bustamante, Sasha Falcke, Bruno Giganti, Lucila Mangone, María Marull, Juliana Muras, Monica Raiola
Vestuario: Victoria Nana
Escenografía: Santiago Badillo
Iluminación: Soledad Ianni
Video: Paula Coton
Música: Mariano Otero
Asesoramiento artístico: Felicitas Luna
Asistencia de dirección: Matías López Stordeur
Producción: Lucero Margulis