Somos espectadores de una sesión parlamentaria en órbita que se transmite en vivo en todos los países. La Tierra arde. Hay revueltas y descontrol. El parlamento representa a toda la humanidad y se transmite por streaming. Hay tres legisladoras de diferentes nacionalidades, una presidenta del parlamento y un músico. Hay dos “cromas”, empleados con trajes verdes que son asistentes multitasking de las políticas: las ayudan a filmar sus videos de campaña, llevan y traen té, limpian mientras se funden con el fondo. Están literalmente invisibilizados en la transmisión. El escenario es puro blanco: mesas y sillas blancas, paredes blancas y hasta botellas blancas; todo está despersonalizado, es un no lugar. Los espectadores estamos abajo, al igual que el pueblo, que está lejos, en una Tierra en llamas. En esta sesión intergaláctica, las integrantes del ya mítico grupo Piel de Lava construyen una sátira afiladísima sobre la política del presente.

Parlamento se presenta en ARTHAUS, un espacio que abrió en 2023 en lo profundo de Microcentro, dedicado a las artes visuales y escénicas contemporáneas. Las actrices de Piel de Lava no necesitan mucha introducción: son Elisa Carricajo, Pilar Gamboa, Valeria Correa y Laura Paredes. Además, en esta obra se suma Federico Zypce, músico, compositor e intérprete. Parlamento es el resultado de dos meses de residencia en ARTHAUS donde realizaron una exploración performática y sonora. Después del éxito descomunal de su anterior creación colectiva, Petróleo, además de la enorme trayectoria de todas las actrices tanto en cine, televisión y teatro, Piel de Lava se convirtió en un grupo que sorprende y renueva la escena local con cada nueva creación. Parlamento no se queda atrás.

La obra es una crítica a la corrupción, a la hipocresía, a los discursos de derecha y al fascismo de un sistema supuestamente democrático. La presidenta de la sesión es una mujer española con anteojos que anda siempre encorvada, interpretada con maestría por Pilar Gamboa. Dirige todo desde una silla con una escalera enorme, está arriba, lo que marca su superioridad, pero, sobre todo, lo absurdo del ejercicio del poder alejado del mundo. La presidenta está obsesionada con hacer cumplir las reglas de la sesión y es la encargada de dar la palabra y quitarla, entre insultos, tartamudeos y un descenso progresivo hacia la locura. Las tres diputadas son de diferentes partes del mundo: Elisa Carricajo encarna a una política de ultraderecha que expresa su postura sin pelos en la lengua, usa traje violeta y tiene una sonrisa aterradora. Valeria Correa es una diputada combativa que no respeta a la presidenta, interrumpe la sesión todo el tiempo, se pone a hablar en portugués. Laura Paredes es una política-empresaria-madre que todo lo puede: intenta convencer al público de que, si ella pudo triunfar, vos también podés, y hace una campaña donde finge visibilizar a los trabajadores. Por último, está Zypce, el más inocente de todos: es un músico que terminó ahí de casualidad. Era una changa y una oportunidad de huir de la Tierra prendida en llamas. Es el encargado de la musicalización y de cantar el himno envuelto en una bandera que representa a todos los países.

En Parlamento hay campañas políticas hechas con realidad virtual e inteligencia artificial, hay transmutaciones inexplicables, un problema edilicio que está en permanente discusión mientras que los problemas que realmente importan se callan, hay leyes que solo se aprueban porque benefician a los políticos mismos y a sus allegados, es decir, prácticamente lo mismo que en la Tierra. Parlamento logra lo que las mejores sátiras intentan hacer: nos hacen mirar nuestra propia realidad desde afuera, permitiéndonos reírnos (para no llorar) y horrorizarnos ante lo que nos devuelve el espejo. La obra, que se presenta como un work-in-progress, es una distopía brillante. Está llena de humor y guiños más que explícitos sobre nuestro presente. Se nota que las integrantes de Piel de Lava trabajan juntas hace veinte años y funcionan con una química alucinante. Una sola critica: nos encantaría que la obra no terminara nunca.