En las escalinatas del cementerio de la Chacarita, entran y salen personas de todas las edades. Es usual verlas cargando flores de paquetes plateados. Algunas veces, se logra oír la conversación de viajantes en otro idioma y ahí, como un golpe de calor, se recuerda que la muerte tiene su propia belleza. Que este espacio fue pensado, diseñado y construido para el descanso o el reposo de los cuerpos, memorial estático para familias, amigues y fanáticos.
Para aquellos que la leyeron, sabrán que la combinación Mariana Enríquez autora y Cementerio de la Chacarita debería encastrar por naturaleza. Pero, ¿cómo hacer para que su efecto se multiplique, haga eco, salga del texto y se vea circulando como una presencia más? La respuesta es este proyecto cuidado, bien pensado y excelentemente realizado por Analía Couceyro, Lisandro Outeda, Susana Pampín, Ariel Farace y Rocío Dominguez.
Entrar a la obra es participar de una procesión. Les realizadores piden respeto por aquello que vamos a ver, caminar, ingresar y pispear como visitantes extranjeros. Lo cierto es que nadie se salva de la Chacarita: cada quien sabe a quién rezarle, a quién llevarle flores o a quién nombrar cuando se mira al cielo al traspasar sus puertas. Es por eso que la experiencia empieza antes, cuando la memoria se estimula de fantasmas o recuerdos, cuando nos preparamos para dejarnos guiar en una tierra en donde, por lo general, no elegimos entrar. Las actrices nos cuidan, nos muestran el camino. De alguna forma nos dicen ese es un suelo completo, habitado, pero que ellas ya hicieron cierto trabajo por nosotres.
Cada actriz trabaja con un relato diferente en una zona silenciosa, alejada y hermosamente extraña de la zona de nichos: aquella que se encuentra en el tercer subsuelo. Los relatos de Mariana Enríquez parecen complementarse visualmente con escaleras, puertas sin vidrios, monumentos, fuentes y goteras. Las intérpretes usan las miradas, expresiones y tonos para volver carne a esos personajes fuertes y desesperados, rendidos ante fuerzas extrañas, sometidos al mundo de abajo. Y en efecto se transforman. Se impregnan en la cabeza de les espectadores. Se quedan enmarcados en esa parte del cementerio que tuvieron que hacer propia para poder usarla. Son valientes, arriesgadas.
Algunas experiencias develan su verdadera forma al ser vividas, una y otra vez, y toman nuevos sentidos en el intercambio de los trasnochados. Este es el caso. Deseamos que este proyecto siga y que la gente que se anime, pueda entrar caminando y descubrir otras formas de la belleza.
Esta vuelta son cuatro únicas funcionas por el contexto FIBA, viernes 25, miércoles 2, jueves 3 y viernes 4 de marzo. Las entradas se reservan 48 horas antes en este link.
Ficha técnico artística
Dirección: Analía Couceyro
A partir de cuentos de: Mariana Enríquez
Intérpretes: Ariel Farace, Susana Pampín, Lisandro Outeda, Analía Couceyro, Rocío Domínguez
Asistencia general: Pedro Porfiri
Vestuario: Mónica Toschi
Producción ejecutiva: Carlos Sidoni