Una profesora de literatura se enamora de un guardia de un edificio. En realidad, se enamora de su imagen en una pantalla. Él le dice: “Pero mujer, ¿está bien?” y con eso alcanza. Cuando él la ve por primera vez cree que es el fantasma de su mamá muerta. “Mamita” le dice, y teme que desaparezca si le habla. Él la mira con ojos llenos de devoción. El malentendido continúa.
Los secretos es una obra de Juan Andrés Romanazzi protagonizada por Iván Moschner y Paula Fernández Mbarak. Es la segunda parte de la trilogía De las veces que imagino, después de Las promesas, estrenada en 2019. Es una historia de amor y desencuentros. Es una obra sobre el deseo de enamorarse y preferir la imagen antes que la carne. Los protagonistas son dos seres antisociales, solitarios y excéntricos que, a pesar de ser muy diferentes, tienen algo fundamental en común: un miedo profundo a morirse solos.
Fernández Mbarak interpreta a una profesora de literatura adicta a las “maquinitas” (o sea, a apostar) que sueña con encontrar el amor y huir de su vida monótona. Moschner es un guardia de seguridad de un edificio, acechado por el “pozo oscuro” de la depresión, que está transitando el duelo por la muerte de su mamá. La profesora es extrovertida y espasmódica. El guardia es más reservado, de gestos acotados y ojos que siempre lagrimean a causa de una condición hereditaria. Ninguno de los dos tiene nombre.
La obra está estructurada como dos monólogos que se suceden uno al otro, donde a veces los universos se entremezclan. La separación entre ambos mundos también está representada escénicamente: cada personaje ocupa una mitad del escenario diferente. La parte de ella está llena de pilas de libros amarillentos. La de él está compuesta por un banco y una cámara a la que debe mirar fijamente porque está siendo monitoreado. En el medio, entre los dos, hay un dispositivo con la imagen del guardia, una especie de tótem metálico que suele estar afuera de los edificios, al estilo de Gran Hermano en 1984. El enamoramiento platónico tiene lugar con la imagen en la pantalla, no con la persona, un poco como enamorarse de un perfil de Tinder.
A lo largo de la obra, cada personaje cuenta su versión de la historia, intercalando sus pensamientos, sueños y frustraciones. La profesora está harta de su vida rutinaria. El guardia tiene miedo de volver a caer en el pozo. Los secretos pone en escena un acercamiento entre dos personajes desesperados por aplacar sus respectivas soledades, un acercamiento que se da a partir de malentendidos, “bromitas”, mensajes escritos en una pantalla, miradas, mentiras y “te amos” poco convincentes. En una de las escenas más geniales de la puesta, el guardia en la pantalla intenta comunicarse con el supuesto fantasma de su mamita a través de palabras que escribe en una hoja de papel y que le muestra a la profesora. Las hojas dicen cosas como “hola”, “te extraño” y “amo”. La profesora está convencida de que para él también fue amor a primera vista.
Por otro lado, de los aspectos más destacados es la actuación de Moschner, cómo construye un personaje patético, extraño y humano con un fuerte complejo de Edipo y una adicción al porno, todo a partir de gestos casi imperceptibles y un discurso enrevesado, poético y con una sintaxis alterada. Además, el pianista en escena, Gabriel Motta, musicaliza de forma delicada y precisa el dramatismo de las escenas.
Los secretos es una obra emotiva, por momentos cómica, por momentos ligeramente absurda, sobre intentar conectar con otros, fracasar y conformarse. Es una obra sobre la decepción del enamoramiento, cuando el otro deja de ser una imagen idealizada y se vuelve algo más real, menos chato y perfecto. Es una obra sobre el miedo a estar solos y, a la vez, sobre el miedo a estar con otros. Y, también, es una historia sobre los secretos o las mentiras que nos contamos para evitar confrontar la realidad y hacer de nuestras vidas una ficción un poco más soportable.
Ficha técnico artística
Dramaturgia y dirección: Juan Andrés Romanazzi
Actuación: Paula Fernandez Mbarak, Ivan Moschner
Vestuario: Julia Camejo
Iluminación: Leandro Crocco
Música original: Gabriel Motta
Asistencia de dirección: Iñaki Vergara
Asesoramiento técnico: Mariano Asseff
Producción: Carola Parra
Fotografía: Chroma Fotografía
Diseño gráfico: Bárbara Delfino