Reseña
60'

La sala a oscuras, una escenografía minimalista pero poderosa, un juego de luces tenues funcionando a ritmo espectral. Una caja de bombones traída de París, abierta y comida a escondidas. Así transcurre Las Quietudes, en este escenario-casona antigua, deshabitada, mortífera.

Flor (Zoe Baez) y Ana (Casandra Velázquez) son fantasmas, antiguos también, que se pasean entre los distintos ambientes trasladando su erótica palidez en medio de la oscuridad. Allí donde una aparece, la otra la acompaña, siempre. Comparten una historia familiar de lo más normal en apariencia, aunque a medida que avanza el tic tac, vemos que además comparten recuerdos confusos que siguen determinando un oscuro presente. Esa confusión se les nota en el cuerpo, en sus blancos vestidos largos, con los que juegan todo el tiempo: se confunden las partes del cuerpo, se desparraman por el piso, se enredan, se fusionan… y el público se pierde junto con ellas.

En el diálogo hay tensión, cada palabra dicha colabora con la construcción de una atmósfera blanca, como si todo transcurriera en un tiempo diferente al real, el tiempo de los fantasmas del siglo pasado. El texto enfrenta a los personajes en una tensión sostenida a lo largo de los 60 minutos que dura este viaje al universo onírico de la quietud.

Las actuaciones son una de las joyitas de esta obra que dejan ver un trabajo profundo y en equipo, bajo la dramaturgia y dirección de Carlos Correa. Las Quietudes ganó el 1er Premio Concurso de Dramaturgia Regional, del Instituto Nacional del Teatro, en el año 2014. Un aplauso de pie para este equipazo que está todos los sábados a las 23 en Silencio de Negras.

Ficha técnico artística

Dramaturgia: Carlos Correa

Elenco: Zoe Baez, Casandra Velázquez

Escenografía e iluminación: Carlos Correa

Diseño gráfico: Juan Francisco Reato

Asistencia general: José Fogwill

Dirección: Carlos Correa

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