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70'

Hay temas que son difíciles de abordar y las obras que lo hacen, siempre están un paso adelantadas. Las Cuerdas es una de esas obras: se trata, en parte, de un amor imposible entre una persona que tiene un trastorno mental y otra que no lo tiene. Un amor imposible no específicamente romántico, sino fundamentalmente vincular, de amistad, de compañerismo.

Una acompañante terapéutica muy joven, Clara, y su acompañada: una estudiante de colegio secundaria, Micaela, que intenta pasar esa etapa de la mejor manera posible. Qué relación extraña esa donde la empatía es necesaria para acercarse y entender al otro pero, su exceso, se vuelve una barrera, un límite y un problema. Por su condición, Micaela sufre un poco más que el resto. Es una mezcla de camionero y princesa de Disney, Fiamma Carranza Macchi nos hace pensar que huele mal, que no le gusta bañarse aunque no lo diga, que sus hormonas desbordan como las de cualquier piba pero un poco más. Nosotras, que miramos de afuera, podemos suponer que todo lo que quiera hacer, como por ejemplo ponerse de novia o salir a bailar, le va a costar un poco más. Sin embargo, el personaje de Micaela está construido de una manera muy particular, desde el libro y la interpretación: para nuestra sorpresa, no es el calco de otra persona con trastornos, ni una representación penosa de alguien con dificultades para sobrellevar su vida. Es una piba despierta que, a veces, resuelve mejor que su acompañante. Se enrosca menos, sabe lo que quiere.

La obra hace un recorrido por estos matices. La personalidad de cada una, sus debilidades, intereses y el contraste producido entre ambas. Un panorama fugaz de una vida vivida desde la neurosis, y otra vida vivida desde la psicosis. Podríamos arriesgar conclusiones vagas como que, en definitiva, nadie puede solo o que cada experiencia tiene dificultades a su manera. Pero quedaría corto para expresar los lugares oscuros y específicos por los que transita la obra. Se anima a explorar situaciones realmente incómodas, que más que transmitir mensajes masticados, deja preguntas flotando en el aire.

También, plantea que la normalidad tiene riesgos y que hay que tener precaución. Por momentos, Micaela nos engaña con su rapidez. Clara, aunque se supone que es el adulto responsable, también es inexperta y sensible a los problemas que se desarrollan en las situaciones. También engañada, actúa desde la angustia y a veces desde el deseo, tanteando una alternativa posible. En este punto, se encuentra la ingenuidad de Micaela que es, en definitiva, una persona que va a tener que estar acompañada siempre. Estos contrastes, sus contradicciones y sutilezas no serían posibles sin estas intérpretes. Actrices que muestran su trabajo de transformación y materialización de esos personajes complejos y acomplejados. Actrices que construyen, también, con el afuera. Lo que no dicen pero nos dejan entrever en ciertas miradas o en el eco de sus interpretaciones.

Con humor y con compromiso por la tarea, la obra propone abordar un tema, en general, oculto que es la salud mental. También, el problema de la enfermedad en un mundo que empuja siempre al castigo por la falta de normalidad. Clara y Micaela expresan, con su relación personal pero también profesional, que toda persona tiene derecho a hablar de las formas posibles del deseo, de la amistad, de la sexualidad; en definitiva, a hacerse preguntas, avanzar y también a equivocarse.

Ficha técnico artística

Dramaturgia: Ana Schimelman
Actúan: Fiamma Carranza Macchi, Daniela Korovsky
Diseño de vestuario: Cintia Ledesma
Diseño de escenografía: Cintia Ledesma
Diseño de luces: Sebastián Francia
Música original: Clara Gius
Fotografía: Catalina Derecho
Diseño gráfico: Catalina Derecho
Asistencia de dirección: Renata Mármora
Producción: Malena Sanchez Olmos
Dirección: Ana Schimelman

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