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La vida privada de todes nosotres. La vida privada vista de cerca: un chat de levante, la voz que ponemos cuando estamos calientes, la intención de discutir por cualquier cosa porque en el fondo hay algo más, aun difícil de abordar; la cara de tu amigo cuando le decís que no aguantás más, que te querés matar. Y tu amigo que te abraza y te sostiene, o la piba que te gusta te la rema, porque también está caliente. Tu pareja que se desarma y es insignificante y ridículo o simplemente redobla la apuesta y te destruye con alguna información clasificada.

La obra es un poco todo eso: lo que somos cuando no nos está viendo ni escuchando nadie. Personas, lisa y llanamente, tratando de sobrevivir a este caos cotidiano. Un gran espacio común, compartido, es la vez distintos hogares. El de una pareja con hijas, el de un amigo que le cuida la casa a otro que no está y aprovecha para llevar a una chica, el de un hombre recientemente separado y lo visita otro después de un día de trabajo.

Como en una peli sci-fi, el mundo afuera se desmorona. Como la realidad pasada reciente o la próxima: tráfico, movilizaciones, apagones, el fin. Nadie puede salir ni irse porque no hay adónde o no tiene sentido. Nada tiene sentido. En definitiva, estamos algo cansados de vivir en realidad. Sin embargo, una mirada-otra, medio incómoda, medio espía, plantea que todavía hay cosas por las que quedarse, avanzar, planificar: todo eso que nos hace preguntarnos por qué las cosas son como son y no de otra manera. Eso es lo que tenemos y en esta obra, con simpleza y humor, está representado en el pibe más joven. Ese que no tiene nada resuelto, ni una casa, ni un camino trazado del todo. Tiene una guitarra, una cámara, paciencia y muchas preguntas, muchas ideas. Ese, el que se queda al margen de la realidad concreta pero bucea en las realidades paralelas que atraviesan casi todas las cosas.

La obra es divertida y no habla de boludeces. Habla de nosotros cuando estamos solos y somos vulnerables. Habla de que el hogar se hace con la palabra y con los otros, de que puede ser frío y distante y de que se puede desarmar con muy poco. Los actores y las actrices le ponen el contenido a ese significante medio vacío que es una casa, quiero decir: cuatro paredes, una cocina, etc. y etc. Con sus sensibilidades y con esa otra casa que llevan encima, que es el cuerpo de un personaje, nos indican si ahí está lindo para quedarse, si está helado y no se puede estar, si faltan cosas o si sobran personas en un ambiente estallado de tensión.

La gravedad de las burbujas tiene una propuesta de sonidos, sensaciones y plantea una idea: pensar en el otro es saber que le pasan cosas, muchas, todo el tiempo. Que vivir es esencialmente una tragedia pero, al mismo tiempo, es siempre una posibilidad abierta. Que hay música, siempre, en todos lados. Toda la vida la tiene o simplemente un día la tiene y eso ya vale la pena.

Ficha técnico artística

Dramaturgia: Juan Pablo Galimberti
Actúan: Ignacio Bresso, Pablo Dos Reis, Sol Kohanoff, Catriel Kucharczuk, Julián Marcove, Franco Moix, Luciano Spinella, Luciana Vitale
Vestuario: Camila Ferrín
Iluminación: Juan Pablo Galimberti
Diseño de escenografía: Juan Pablo Galimberti
Diseño de espacio: Juan Pablo Galimberti
Realización escenográfica: Martin Brujo Conti
Video: Juan Pablo Galimberti
Sonido: Santiago Crivelli
Fotografía: Malena G. Blaya
Comunicación: Victoria Rossi
Diseño gráfico: Marcelo Sapoznik
Colaboración en escenografía: Camila Ferrín
Asistencia de iluminación: Fernando Chacoma
Asistencia de dirección: Cris Bernal Niño
Prensa: Carolina Alfonso
Producción: Carola Parra
Dirección: Juan Pablo Galimberti

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