Destacada
60'

“¿Dónde están los paraísos perdidos? ¿Quiénes los habitan? ¿En qué parte del cuerpo los cargamos?”. Esas y otras preguntas surgen una y otra vez en El paraíso perdido, una obra de César Brie que ya lleva tres años en la cartelera porteña. Los personajes nos cuentan sus historias a través de breves y sucesivos relatos. La nostalgia, los recuerdos, la inocencia, las pérdidas, las relaciones y la violencia entran en escena a través de actuaciones, danza, acrobacia, diversos elementos y recursos innovadores. Así, Brie logra mostrar, en poco más de una hora, muchos y diferentes paraísos que se pierden.

El autor y director de la obra es un argentino que dejó el país a los 19 años para radicarse en Milán y hacer teatro desde el otro lado del atlántico. Pasaron más de cuarenta años, en los que actuó, escribió y dirigió. Se consagró como artista escénico en Europa y Latinoamérica, y volvió a la madre patria para hacer mucho más teatro.

La obra surgió de un laboratorio a cargo del dramaturgo, en el que participaron 20 artistas en el marco del festival Bienal de Arte Joven del año 2015. El director lo definió entonces: “no se trata de una obra, sino de un resultado”. Desde ese año, atravesó mutaciones y hoy sigue donde estrenó, en la cartelera de Santos 4040. La obra fue galardonada por los premios Teatro del Mundo, que reconocieron la dirección de César Brie y la actuación de Florencia Michalewicz.

Hay once actores en escena, pero ese número tuvo variaciones en estos tres años de funciones. Los personajes, uno a uno, van contando retazos de sus historias personales: la infancia, las amistades, el colegio, la relación con los padres, la adolescencia, el primer beso, el debut sexual. Lo que narra uno es encarnado por otros, así que cada actor representa más de un personaje a lo largo de la obra, a veces es un niño, un padre, un novio, un desconocido. Se trata de un juego en el que se pasa del miedo al enojo y a la tristeza, en el que la atención va de un personaje a otro y, a veces, al todo.

Brie sorprende. Logra personificar diversas emociones y transmitirlas al público a través de escenas de fuerte valor estético, en las que conjuga teatro físico, danza, música, canto, sonidos. El ritmo dinámico de la obra sostiene la atención del espectador, que se asombra una y otra vez con las puestas novedosas y en constante cambio, que lo invaden y emocionan. El director apostó a recursos y elementos poco usuales y tuvo éxito en la jugada.

La violencia y sus diferentes formas es el tema central más de una vez y convierte a la obra en una denuncia del sistema que la permite y reproduce. Los retazos de historias contadas no aspiran a ser sucesos espectaculares, sino que forman parte del universo cotidiano del espectador. Por eso, este puede reconocer como propio o cercano a cualquiera de los paraísos perdidos que invaden la escena.

El paraíso perdido es una obra para animarse a invadir y espiar los recuerdos oscuros de otro, para revivir los propios. Las sombras de la realidad que tenemos enfrente todos los días se reúnen para ser apreciadas desde una butaca, para que veamos que estamos en un mundo que a veces es un infierno y que está lleno de pérdidas: de la inocencia, de un ser querido, de un paraíso.

Ficha técnico artística

Idea y Dirección: César Brie

Actuación: Micaela Sol Carzino, Sofía Diambra, Sebastián Gui, Iván Hochman, Gabriela Ledo González, Florencia Michalewicz, Ignacio Orrego, Abril Piterbarg, Liza Taylor, y Alejandro Parente

Vestuario: Sharon Luscher

Video: Juan Barone

Fotos: Hernán Paulos

Diseño gráfico: Sebastián Carzino

Prensa y difusión: Carolina Alfonso

Asistente de dirección: Ignacio Gómez Bustamante y Nelson Valente

Este espectáculo formó parte del festival: Bienal de Arte Joven (2015)

Acceso para Farsos

Si ya sos usuario ingresa, sino hace click y registrate.