Reseña
60'

Por Denise Traverso y Marianela Garay

El prolífico Santiago Gobernori se dio el gustito como director y dramaturgo en su nuevo (y a la vez histórico) Club de Teatro Defensores de Bravard y estrenó dos obras el mismo día. La antigua casona de Villa Crespo, que supo oficiar de escuela-laboratorio durante muchos años, ahora se mudó a Gurruchaga 1113, en Palermo, y está de estreno.

La verdad efímera es la primera de las dos obras y es un desafío. Dos mujeres, actrices arrojadas al cuadrilátero en el que se define el pacto ficcional con el espectador, transitan diversos mundos que se van entretejiendo de manera surrealista y narrando una historia a partir de los retazos que Gobernori editó, como un montajista de cine.

El relato no está ni cerca de ser lineal. De hecho, el orden viene dado más por la lógica del recuerdo -atropellado, incompleto, caótico, mezclado- que por la lógica cronológica. Los tópicos son los de siempre: el amor, la traición, la muerte, el sexo, la familia, el pobre, el rico; y entre medio de todo eso, las perlitas SXXI: la fugacidad, la inmediatez, la liquidez, las redes sociales, el yo virtual, el yo real. Está claro: la novedad no es “el cuentito”. Lo interesante es el procedimiento narrativo y el uso del cuerpo de las actrices como dispositivo puesto a ficcionar en toda su potencialidad expresiva.

El procedimiento sería insostenible sin el trabajo de Victoria Baldomir y Sabrina Zelaschi que dejan todo en la cancha.

En Pobre Daniel el escenario vuelve a ser un cuadrilátero, en el que se enfrentan pasado y presente de una forma cruda y sin amague. Cada vez que el personaje de Manuel Attwell -un enfermo psiquiátrico recuperado- abre la boca, es como si lanzara proyectiles que impactan con éxito en el blanco elegido. Los personajes interpretados por Julián Cabrera Paula Pichersky cargan con esta explosión neurótica y le hacen frente desde la pasividad pero también desde la convicción. Si en la historia hay caos, hay un vale todo: celos, prohibiciones, secretos familiares, padecimientos, incesto y traumas compartidos.

Acá el relato tampoco es lineal: estalla en una cronología interrumpida que va y vuelve, cortada y pegada en varias piezas, como un collage en el tiempo. A este desorden lo acompaña el de los diálogos, cuya velocidad termina siendo directamente proporcional a su violencia.

Si algo tienen en común estas obras, es que ambas se inscriben en el mundo de lo hiper contemporáneo. El planteo de Gobernori es evidente: el uso del lenguaje saturado para construir una atmósfera enrarecida, logrando así no sólo narrar la historia, sino también darle forma y peso.

Como espectadores nos quedamos sin respiro después de este enérgico combo dramático-teatral, así que dejamos en manos del público farsero la decisión de entregarse a esta seguidilla de sábado por la noche o consumirla en dosis. Solo te avisamos: hay precio especial para quienes quieran ver las dos obras el mismo día. Para reservas: [email protected]

Ficha técnico artística

La verdad efímera

Dramaturgia y Dirección: Santiago Gobernori

Actuación: Victoria Baldomir, Sabrina Zelaschi

Vestuario y Escenografía: Estefanía Bonessa

Diseño de luces: Ricardo Sica

Fotografía: Martín Romero

Diseño de imagen: Lucía Vanin

Asistencia de dirección: Natalí Lipski

Prensa: Cecilia Gamboa

Duración: 60 minutos

Pobre Daniel

Dramaturgia y Dirección: Santiago Gobernori

Actuación: Manuel Attwell, Julián Cabrera, Paula Pichersky

Diseño de luces: Ricardo Sica

Realización de escenografia: Nicolás Ancona

Fotografía: Antú Martín

Pinturas: Juan Cruz Garcia Gutiérrez

Diseño de imagen: Lucía Vanin

Asesoramiento escenográfico: Vera Aricó

Asistencia de dirección: Ariel Bar-On

Prensa: Cecilia Gamboa

Producción: Zoilo Garcés

Duración: 60 minutos

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