Imperdible
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Campo minado revisita una herida abierta, la Guerra de Malvinas, a través del lente de sus sobrevivientes. Pero este abordaje sucede de una forma peculiar y fructífera: tres ex combatientes argentinos por un lado, dos ingleses y un nepalés por el otro, rearman sus vivencias en escena, exponen sus posturas (que siguen siendo antagónicas al día de hoy) y conviven impensadamente con el que alguna vez fue su enemigo.

Elegidos entre decenas de veteranos, estos ex combatientes devenidos en performers son magistralmente dirigidos por Lola Arias, quien supo encontrar la amalgama perfecta en las personalidades de estos seis individuos. Por el lado argentino están Marcelo Vallejo, Rubén Otero y Gabriel Sagastume y por el lado británico: Lou Armour, David Jackson y Sukrim Rai. La obra fue estrenada en el Royal Court Theatre de Londres ante una ovación de la audiencia, se presentó en Buenos Aires con el apoyo de la UNSAM, en el Centro de Artes de esta Universidad, siguió de gira y ahora vuelve al Teatro San Martín.

Vallejo es actualmente campeón de triatlón y durante la guerra fue apuntador de mortero. Los primeros años después de su regreso, no podía escuchar canciones en inglés y se molestaba muchísimo si su hijo pronunciaba alguna palabra en ese idioma. Se refugió en la droga durante ocho años y gracias al apoyo de su familia, fue internado tres meses para su recuperación. Es el único de los tres argentinos que eligió voluntariamente ir a la guerra. Una vez que volvió, lo único que soñaba era tener un gurkha dentro de una habitación para molerlo a trompadas. Treinta y cuatro años después, Lola Arias lo coloca frente a Sukrim Rai, un gurkha nepalés que sirvió para el ejército británico en los años de la guerra y en estos tiempos trabaja para una empresa de seguridad en Inglaterra, país al que pudo regresar legalmente recién en el año 2009, a pesar de su extensa colaboración con esa bandera.

Rubén Otero, fue sobreviviente del hundimiento del Crucero Belgrano y actualmente es baterista en una banda tributo a Los Beatles. Lou Armour, es ex sargento de los Royal Marine. En un documental realizado años después de la guerra y proyectado en escena, el ex sargento cuenta la traumática experiencia que vivió al acercarse a un agonizante soldado argentino que le habló en inglés acerca de sus ganas de conocer Inglaterra y estudiar en Oxford. En ese relato Armour se quiebra y no puede contener las lágrimas al pensar en ese niño muriendo. Frente al sinsentido de la guerra el código lingüístico es lo que atraviesa a este soldado británico y lo descoloca frente al enemigo. David Jackson, ex radio operador de los Royal Marines y actual psicólogo de veteranos de otras guerras, ofrece una terapia en vivo, con Vallejos como paciente, en un ida y vuelta donde reflexionan acerca de las secuelas de aquella guerra.

Gabriel Sagastume quien estuvo en los alrededores del Monte Langdom y hoy es abogado, relata su experiencia en aquel lugar. Luego de días sin comida deciden entrar en una casa aparentemente abandonada a buscar provisiones, en esa travesía mueren todos sus compañeros al pisar una zona de minas. Tiempo después se entera que esas minas fueron puestas por el propio ejército argentino al comienzo de la guerra, pero nadie les había informado. Una vez más, el sinsentido de la guerra, ese insólito Campo Minado al que le debe el título esta obra.

La experiencia teatral es intensa. En un linde entre documental y ficción todo conmueve. Los veteranos aportan objetos de la guerra. Objetos que para ese entonces eran sus tesoros más preciados y hoy representan materialmente un trozo de esa realidad. Y eso moviliza aún más. La puesta en escena es arrolladora: pantallas, instrumentos musicales, máscaras de Margaret Tachter y Leopoldo Galtieri y audios de época con sus respectivos discursos. Todo eriza la piel, todo invita a reflexionar. Los seis veteranos hablan cada uno en su idioma y homologan el lenguaje a través de la música. Con sonidos estridentes descargan esa tensión acumulada y en un momento de la obra suena “Get Back”, de Los Beatles, muy fuerte; como si ese “regresa a donde alguna vez perteneciste” fuese un grito de guerra, una catarsis colectiva.

En ningún momento se busca confrontar las posturas de ambos bandos con la maniqueista necesidad de ubicar a “buenos y malos”. La idea en esta obra es recorrer los sentimientos y vivencias de sus sobrevivientes partiendo de una implícita y tácita premisa: no hay acuerdo. Y eso es lo interesante de la puesta, poder atravesar estos sentimientos en carne viva sin la imperiosa necesidad de llegar a una conclusión aliviadora de consenso y armonía.

Es una experiencia sensible que busca dar voz a los que no tuvieron voz. Revisitar el pasado en primera persona, sin víctimas ni victimarios. Sobre la importancia de la memoria. La necesidad de rememorar, para sanar.

Ficha técnico artística

Dirección: Lola Arias

Autoría: Lola Arias

Performers: Lou Armour, David Jackson, Rubén Otero, Sukrim Rai, Gabriel Sagastume, Marcelo Vallejo

Vestuario: Andy Piffer

Escenografía: Mariana Tirantte

Diseño de luces: David Seldes

Video: Martín Borini

Música original: Ulises Conti

Sonido: Ernesto Fara

Asistencia de vestuario: Federico Castellón Arrieta

Asistencia general: Agustina Barzola Würth, Erika Teichert

Asistencia técnica: Imanol Lopez

Asistente de producción: Lucila Piffer

Asistencia de dirección: Facundo David

Producción: Luz Algranti, Sofia Medici

Investigación: Luz Algranti, Sofia Medici

Dirección técnica: David Seldes

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