Y cuando te encuentre voy a abrazarte mucho.
A lo mejor te encuentro es un unipersonal de Manuel Barragán interpretado por Lucia Díaz que tuvimos el placer de ver en el marco del Festival Temporada Alta en Timbre 4.
La escena se abre. Ella amasa una tortilla y canta, como se canta cuando uno cocina la cena. Nos cuenta sobre su cotidianidad, su marido Ramiro, de cómo fue la cosecha y los problemas familiares. Estamos allí con ella, somos sus confidentes. Malena nos interpela con la mirada y nos lleva a México.
Sobre la escena, unos cajones de verdulería van mutando y logran transformarse en los diversos lugares en los que se desarrolla la acción. Se convierten en una cama, un tren, un altar. Lo mismo sucede con el pañuelo que Malena lleva consigo que termina transformándose en el bebé que dará a luz. Muchas de las obras que vimos durante el Festival no tenían casi escenografía y con esto se reafirma que no se necesita una superproducción para lograr algo alucinante sobre las tablas.
La historia parece simple, escuchamos sobre sus problemas maritales y la tranquila vida en el campo, hasta que nos comenta que en el barrio hay camionetas de gente, que dicen ser policías, secuestrando hombres por si se arma la guerrilla. Ella tiene miedo de que se lleven a Ramiro y nos cuenta el plan que tienen para volverse a encontrar, si llegara a suceder… La situación se empieza a poner turbia y un día su amigo Nachi “el raro del pueblo”, le avisa que a Ramiro se lo llevaron.
Allí comienza la búsqueda desesperada de su esposo que ha desaparecido, lo único que se sabe es que una camioneta se lo llevó. Durante ese recorrido Malena vive situaciones duras, todavía no pudo contarle a Ramiro que espera un hijo suyo. Pero en los pueblos, la vida continúa con total normalidad pese a la desapariciones. Nadie busca. Nadie quiere saber qué es lo que está sucediendo.
Lo increíble de la puesta en escena es el paso de un modo a otro en la narración. Por momentos estamos allí con ella en el presente atentos sobre cómo es su vida o recordando alguna anécdota de sus primeros años de noviazgo y en otros, ella nos hace un racconto de las cosas que le fueron sucediendo a lo largo de ésta búsqueda. Hay allí una acumulación de acciones que suceden por fuera de la escena y que modifican su relato. Hay una acumulación de tiempo que Malena carga sobre sus hombros.
Lucía Diaz logra pasar de un estado a otro de manera excepcional, los juegos en los matices de la voz son realmente muy buenos. Va entrelazando el relato a partir de las vivencias y los recuerdos. Recuerda para soportar el crudo presente y nos cuenta su historia para sacar un poco hacia afuera tanto dolor. Malena todavía no encontró a Ramiro y le prende una velita sobre el altar. Ahora es ella quien ocupa ese lugar.
“Malena está aquí, Malena somos muchas, Malena somos muchos, somos la esperanza, somos el corazón roto, somos las ganas de que salga el sol, somos las ganas de sentir la lluvia, somos el lodo, somos la tierra y el agua que a veces nos ahoga, somos el aire que huele a flores y a perfume de mujer recién bañada, somos el fuego de ese amor incomprensible que nos quema y nos hace seguir otros caminos.”
Ficha técnico artística
Dirección: Manuel Barragán
Texto: Manuel Barragán
Actuación: Lucía Díaz
Vestuario: Venus Solorio
Video: Aldo García
Fotografía: Bruno Molina
Producción ejecutiva: Jorge Luis Alejo
Producción: Vaso Teatro