¿Quién puede dejar pasar la posibilidad de asistir al fenómeno de una nueva obra de Robert Wilson junto a Willem Dafoe y Mihail Baryshnikov, monstruos de la escena mundial?
The Old Woman (La anciana, diríamos en español) es una pieza que Darryl Pinckney adaptó a partir del cuento de Daniil Kharms, un escritor ruso de vanguardia en la que según la crítica del New York Times “…se desnuda a la comedia hasta dejarla hecha huesos afilados y puntiagudos” para que el espectador se enfrente a los miedos, a todo, incluída la muerte, a través de la risa como medio surrealista para conjurarla.
Robert Wilson tiene una trayectoria incomparable como director de teatro, ópera, performances, videos de alta definición, como maestro de maestros, como creador absolutamente único. Emociona siempre, haga lo que haga. Ha incursionado en las artes plásticas desde su formación como arquitecto, trabajando con la luz y la estética escénica hasta crear su propio lenguaje tan austero como exquisito en escena, plasmado en obras de gran repercusión internacional como The Golden Windows, The Temptation of Saint Anthony, Krapp’s Last Tape y Oh les beaux jours, por nombrar unas pocas al azar. Es director de la Fundación Byrd Hoffman Watermill de estímulo a las artes para jóvenes, haciendo hincapié en el cruce de disciplinas que tanto lo caracteriza. Ha recibido muchos premios de gran valor por sus aportes artísticos.
Willem Dafoe tiene una trayectoria impresionante como actor y director, y uno de esos rostros capaces de transmitir lo más profundo de la esencia humana. Hace reír, hace llorar, haga lo que haga. Fundador de The Wooster Group, su grupo de teatro, ha obtenido dos nominaciones para el Oscar de la Academia de Hollywood (por La sombra del Vampiro y Pelotón) desde su reconocimiento internacional en el cine y participado en más de setenta películas, entre las que recordaremos To Live and Die in L.A., Nacido el 4 de julio, La última tentación de Cristo, Mississipi, El paciente inglés, La vida acuática, Spider-Man, El aviador American Psycho entre otras.
Mihail Baryshnikow tiene una trayectoria imponente como bailarín y director de ballet, y uno de esos cuerpos capaces de desafiar la gravedad hasta lo imposible. Hace temblar, hace suspirar, haga lo que haga. Fue el bailarín más joven en recibir el Premio del Estado al Mérito de la U.R.S.S., formado en el Ballet Kirov por Pushkin y partenaire de Irina Kolpakova en La bella durmiente, El cascanueces, Giselle, Coppélia, La llama de París, Don Quijote, y en su propia coreografía de Vestris en 1969. Pidió asilo en Canadá durante una gira y desde entonces su carrera no hizo más que crecer y afianzarse: fue bailarín principal con el American Ballet Theatre (ABT) y años más tarde su director, hizo giras con compañías de ballet y danza moderna alrededor del mundo. Varios papeles fueron creados para él, incluyendo Opus (1971) y The Dreamer (1979), de Balanchine y Jerome Robbins, Rhapsody (1980), de Balanchine y Frederick Ashton, y Other Dances. Dejó el ballet por la danza moderna y fundó el White Oak Dance Project, una compañía de giras junto con Mark Morris y de la que fue director artístico. Tiene su propio Centro de las Artes en Nueva York.
Este espectáculo es uno de esos milagros que Buenos Aires recibe cada tanto. Unas pocas funciones y la desesperación por conseguir estar ahí con ellos, en el mismo Teatro Opera Allianz entre el 21 y el 31 de agosto para ser testigos de un espectáculo que tiene algo de todas las manifestaciones del arte: teatro, danza, cine, escultura, pintura, circo, performance…, que nos hará reír, llorar, suspirar, temblar y emocionar, sin lugar a dudas.
Entradas desde $350,00 en el Teatro Opera Allianz, Av. Corrientes 860.