Dicen que lo más interesante de viajar es poder desdoblarse para ver las cosas desde otra perspectiva. Con nuestra recorrida teatral alemana, esto es justamente lo que estamos experimentando.
Ejemplo de esto es Stück Plastik donde pudimos ver un texto que ya conocíamos desde una óptica totalmente distinta. La primera vez que lo vimos en escena fue en el Festival Internacional de Dramaturgia Europa + America dirigida por Luciano Cáceres (titulada Pieza plástica). Esta vez tuvimos la oportunidad de verlo en el teatro Schaubühne en Berlín, dirigido por su propio autor Marius von Mayenburg.
Tal como la primera vez, reafirmamos que Stück Plastik no se trata sólo de una familia sino de cómo interactuamos en sociedad. Lo peculiar es que las distintas sociedades se vinculan de otras maneras entre ellas y que ahora veamos una familia alemana en escena, da luz a otras cosas. La obra tiene su valor en lo que esos personajes no están diciendo o lo que se les escapa cuando no pueden aguantarlo más. Hay una tensión subyacente que está mediada por una fachada de buenos modales y una pesudo comprensión psicológica. Esto tiene que ver profundamente con la idiosincrasia alemana, el estar todo el tiempo disculpándose, tratando de no entrar en conflicto pero quizás por dentro se están jugando sentimientos más profundos que salen juntos como una tómbola. En la versión porteña de la obra, el grito y la violencia se daba más evidente, frontal y naturalizada; no por nada somos latinos.
Los personajes de Ulrike y Michael se debaten entre sí, no sólo su vida familiar sino también su posición en la sociedad. Ellos, que antes coquetearon con ideales socialistas, se ven en el lugar de necesitar ahora volverse patrones y contratar a alguien que haga los quehaceres domésticos. Esta analogía muestra cómo se juegan estos roles en el capitalismo aunque se traten de ocultar o lavar. Aunque tratemos de ser lo más “humanos” posibles, siempre terminaremos siendo el jefe del que trabaja para nosotros. El personaje de Serge (interpretado de manera impactante por Sebastian Schwarz ) viene a jugar con ellos cómo un experimento, para encontrar en su empleada Jessica Schmitt, el último resabio de verdad en esa casa porque tiene menos que ocultar.
La posibilidades técnicas en el Schaubühne logran acentuar además cómo la casa se va destruyendo cada vez más en esa barranca abajo familar. Luciano Cáceres jugaba, en su puesta local, de manera constante con un entrar y salir de personajes en escena pegando una serie de portazos que impactaban. En la versión alemana está todo mucho más concentrado en el espacio de la cocina familiar, que de a poco va colapsando, con un escenario móvil que se tuerce, con comida volando y estanterías que se caen. En ambas versiones el video está muy presente, siendo Vincent, el niño de la familia, quien registra todo con una cámara cual espectador inocente de una tragedia anunciada. Tanto el video cómo la utilización argumental de la familia como un objeto artístico, sirven para que la obra se vea a sí misma de una vuelta más sobre ella.
Es asombroso ver cómo un texto cobra distintos significados dependiendo el cuerpo que lo sostenga. Desde latinoamerica a Alemania, el sistema capitalista y la magnitud en que ha modificado nuestra forma de vincularnos nos afecta transoceánicamente. Stück Plastik nos permitió ver ese crisol de formas de expresar las mismas palabras (violencia mediante) y nos dejó en claro que si un mensaje es potente, en cualquier idioma se sostiene.
Ficha técnico artística
Dirección y Autoría: Marius von Mayenburg
Actuación: Marie Burchard, Robert Beyer, Laurenz Laufenberg, Sebastian Schwarz, Jenny König
Escenografía y diseño de vestuario: Nina Wetzel
Música: Matthias Grübel
Vídeo: Sébastien Dupouey
Dramaturgia: Maja Zade
Diseño de luces: Erich Schneider
SCHAUBÜHNE AM LEHNINER PLATZ
Berlín, Alemania
Duración: 130 minutos