La 32º Fiesta Nacional del Teatro empezó el viernes pasado en la Plaza Independencia, epicentro de la ciudad de Mendoza. Para deleite de todos los que, combatiendo la fresca, se acercaron a vivir el inicio de lo que promete ser el evento teatral más relevante del panorama nacional.
La Comedia Municipal de la Ciudad de Mendoza Cristóbal Arnold presentó 120 kilos de jazz, espectáculo de Cesar Brie bajo la dirección de Pablo Longo que marcó el tono bien arriba, con risas, banderines y mucho color. Pero sobre todo, baldazos de talento. Niños, adultos, autoridades del Instituto Nacional del Teatro y algún que otro distraído que paseaba al perro quedaron cautivados por un despliegue escénico vital y risueño. Lo siguió la intervención artística a cargo de la Orquesta de Guitarras Tito Francia, que luego de un breve concierto al aire libre, guiaron a todos los presentes, antorchas en zancos mediante, hacia el Teatro Independencia donde se llevaría a cabo el Acto de Apertura. En el foyer de entrada del teatro, armaron flor de zapada que nos hizo a todos mover un rato las cachas.
A diferencia de años anteriores, no hubo acto protocolar ni discurso de las autoridades; pasa que hay mucha interna en Mendoza en tema cultura y se comenta que el Secretario de Cultura, Diego Gareca, prefirió no exponerse a los inminentes chiflidos por su cuestionada gestión. Una lástima habernos perdido a un predispuesto Marcelo Allasino empilchado de punta en blanco dar inicio al evento más importante del INT, pero parece que la política pesa más. Las únicas autoridades presentes fueron Enrique Avogadro, secretario de Cultura y Creatividad de la Nación; Marcelo Allasino, director ejecutivo del INT y Federico Irazábal, representante del Ministerio de Cultura de la Nación, además de jurados y representantes del INT. De todas maneras, los trabajadores culturales locales hicieron sus reclamos con banderas en el teatro y pancartas en la calle.
La presentación de la Fiesta, entonces, estuvo a cargo de Gladys Ravalle y Ernesto “el flaco” Suárez, figuras de relevancia en la escena mendocina. Luego de un video de presentación, se largó a puro cuarteto la Comedia Cordobesa con una versión de David Picotto de Eran cinco hermanos y ella no era muy santa, de Miguel Iriarte. Si vamos a tirar la posta, debemos decir sin pelos en la lengua que fue una pifiada importante la elección de esta obra para abrir la Fiesta Nacional, donde se supone que se presenta lo mejor de las artes escénicas del país. Muy lindo el cuarteto pero la obra no estuvo a la altura, y es una picardía que con tanto talento dando vueltas, sobre todo en la escena cordobesa, haya sido esta la obra elegida.
Borrón y cuenta nueva. El sábado fue la primera jornada de la programación oficial y nos dimos una linda panzada con cuatro propuestas bien diferentes. El puntapié inicial lo dio Cartas en bicicleta del grupo Clap Clap de Jujuy, un espectáculo para toda la familia, con gags y piruetas que dejó en estado de severa excitación a más de un infante. Luego, rumbeamos hacia el teatro El Taller a ver Tu veneno en mí de Manuel García Migani y un elenco de catorce actores, grandes representantes del teatro mendocino. Una compleja puesta de búsqueda metateatral, fusionando cine y cuentos infantiles para revolearlos por el aire entre brillantes hallazgos de dirección y ácidas críticas a temas actuales y tan universales como la religión y el rol de la mujer. Aunque con algunos altibajos, la obra fue muy bien recibida.
La bomba de la noche fue sin dudas la propuesta cordobesa Volver a Madryn de Rodrigo Cuesta. Una intensa puesta, con impecable uso de los recursos escénicos: una coreografía lumínica, con un diseño de sonido y música alucinante en conjunto al uso del humo que terminó de generar una atmósfera cinematográfica muy lograda. Como si esto fuera poco, los tres actores en escena Ale Orlando, Ignacio Tamagno y Hernán Sevilla se comieron el escenario y generaron una verdadera ovación en la colmada platea del Teatro Independencia. Para cerrar la noche, nos fuimos a la Nave Cultural a ver la propuesta de Santa Cruz, El mal (América macheteada) de David Romano. Un unipersonal que indaga, a partir de un testimonio poético colombiano, la tragedia que acechó a Latinoamérica a lo largo del siglo XX.
El domingo empezaron las mesas de devoluciones, donde jurados, críticos, elencos invitados y público general nos reunimos a intercambiar miradas acerca de las obras vistas la noche anterior. Los puntos de vista y las opiniones siempre varían y las subjetividades están a flor de piel, pero qué enriquecedor este espacio para indagar acerca del quehacer teatral a lo largo y ancho de nuestro país.
Con ánimo dominguero, nos fuimos al Centro Cultural Lita Tancredi a ver la propuesta de Misiones: una versión cómica de Dos mujeres de Javier Daulte, con dirección de Silvina Warenycia. Con actuaciones estereotipadas, no lograron darle la vuelta de tuerca para cuestionar a estos dos personajes que tan desesperadamente buscan salvación en un hombre. Después rumbeamos hacia el Espacio Cultural Julio Le Parc ¡tremendo lugar! a ver Un tonto en una caja de Martín Giner, respresentando a Tucumán. Una obra divertida aunque con un tipo de humor y puesta un tanto demodé.
Seguimos la jornada con la propuesta de Santa Fe, Nenúfares. Un espectáculo puto. O mejor dicho, un espectáculo espectacular. Con dirección de Pablo Tibalt, la obra parece salida del Ciclo Invocaciones ya que lo que recrean es el mundo de Copi con actuaciones del carajo de Lucas Ruscitti, Pablo Tibalt, Ruben Von Der Thüsen y Edgardo Dib que se robó la obra en el delirante personaje de la madre. El teatro se convirtió en una verdadera fiesta de drag queens, con puesta, vestuario, pelucas y un despliegue escénico impecable. Un viaje al universo de Copi, con el propio autor tratando de dirigir a sus personajes que se rebelaban haciendo despliegue de un histrionismo fabuloso. Para cerrar la semana, nos fuimos al Teatro Cajamarca a ver Caja 99, obra de la Compañía Inestabilidad Teatral de Tierra del Fuego, con texto y actuaciones de Guillermo Bonaparte y Tomás Raskin y dirección de Carmen Rey.
Finalmente el lunes llegó la primera obra de CABA, Empleados de José Mehrez en el Le Parc. Con la sala colmada de gente, las risas no se hicieron esperar. Se ve que somos todos laburantes que nos sentimos identificados con las situaciones que va retratando la obra, el clásico guardia de la puerta, el almuerzo en la oficina, los empleados estatales y una serie de contradicciones que genera la alienación laboral. Actuaciones impecables de todo el elenco, y una muy interesante búsqueda desde lo musical. Después vimos Arritmia de Leonel Giacometto bajo la dirección de Nancy García, de Corrientes. Otra vez aparecieron actuaciones estereotipadas aunque con una linda puesta en escena.
Llegó el momento de una de las más esperadas de la Fiesta: Quiero decir te amo, de Mariano Tenconi Blanco bajo la dirección de Juan Parodi que una vez más demuestra ser un maestro de la escena. Poesía y pasión que desbordaron cada rincón de La Nave Cultural, dos actrices enormes como Jorgelina Balsa y Clara Miglioni crearon tanta intimidad que el amor estalló en la escena final con una potencia inusitada. Bellísimo trabajo que ojalá pueda presentarse en Buenos Aires. Y como si esta jornada no hubiera tenido suficiente despliegue de talento, cerramos la noche con Las hijas de Bernarda, versión de Edgardo Dib del clásico de Feredico García Lorca, representando a la provincia de Chaco. Con un elenco de bailarinas, la belleza de las escenas coreografiadas se dejó ver desde el principio. El gran acierto de la obra fue poner a dos actores varones en los roles de Bernarda y de La Poncia, la criada, muy simbólica esta elección para los roles de quienes coartan la libertad de las mujeres, con vestuarios que aludían a la iconografía cristiana, otra institución sumamente patriarcal. Una pegada que recibió, tal como la de Parodi, baldazos de flores en las mesas de devoluciones.
Y con esto cerramos la primera crónica de la Fiesta Nacional, que con algunos tintos de por medio para apaciguar tanta ficción, nos está haciendo viajar por los escenarios de todo el país. ¡Salud!