Si alguien tiene planeado un viaje a Nueva York este mes, es más que probable que sólo el nombre Sandy retumbe en su cabeza: Nosotros proponemos otro: Al.
Así es, Pacino vuelve a Broadway bajo la dirección de Daniel Sullivan con la obra Glengarry Glen Ross. Escrita por David Mamet, la obra (acerca de un grupo de agentes inmobiliarios en una salvaje competencia por quién vende más) fue estrenada en 1983 en el teatro Cottesloe de Londres. La razón por la cual esta obra, heredera de Muerte de un viajante en su retrato del envés del sueño americano, fue estrenada al otro lado del charco es muy sencilla. Parece ser que en su primera década como dramaturgo, Mamet no se destacó precisamente por ser profeta en su tierra. Fue entonces cuando un amigo suyo (un tal Pinter, otro muchacho que al parecer algo escribía) le recomendó estrenar su obra en Londres. A partir de ese primer éxito, la pieza cosechó las humildes credenciales de ser una de las pocas ganadoras de los premios Tony, Olivier y Pulitzer juntos. Nada mal.
No es la primera vez que Pacino se encuentra con este material: hace veinte años encarnó a Ricky Roma en la versión cinematográfica homónima (conocida por nosotros con el lamentable cóctel de lugares comunes El precio de la ambición). Esta vez, tomará el rol de Shelly Levine, mentor de Roma, quien a su vez será interpretado por Bobby Cannavale (sitcom freaks: un paseíto por Google imágenes demostrará que es una cara conocida; participó en Modern Family, Nurse Jackie y Will&Grace, entre otras).
El elenco se completa con David Harbour, John C. McGuinley, Richard Schiff, Jeremy Shamos y Murphy Guyer. El estreno, originariamente este sábado, se postergó para el 8 de diciembre debido a complicaciones en los ensayos relacionadas con el huracán. La cita sigue siendo en el Teatro Schoenfeld.
Para los viajeros, una buena.