El anglicismo “dream team” describe, básicamente, un conjunto de individuos que son los mejores en lo que hacen. El elenco de Warangas es el sueño hecho realidad de muchos de nosotros, si de comedia musical hablamos. Y aún mejor, la obra parece ser lo que ellos siempre quisieron hacer. El resultado es un espectáculo que desborda de placer tanto en el público como sobre el escenario.

En 1969, en el estado de Nueva York, hubo un festival de música hippie que quedó grabado en la historia como uno de los eventos más icónicos que jamás hayan sucedido. Haber estado en Woodstock  es un deseo anacrónico que muchos tenemos, imposible de realizar, una de esas cosas que nunca se va a repetir por miles de motivos. El solo pensar en ver a tantos ídolos de la música juntos haciendo lo que más querían significa una suba de adrenalina instantánea. Bueno, Warangas es el equivalente en teatro musical porteño a Woodstock.

Este show estilo cabaret post-guerra reúne la crême de la crême, la élite, a los más poronga del conventillo. La lista de pesos pesados que integra el elenco es clara muestra de la calidad de lo está en el escenario: Ana Devin (The Rocky Horror Show); Roberto Peloni ( The Rocky Horror Show; El Cabaret de los Hombres Perdidos; La Parka El Musical) y Pablo Sultani (Rent, Alicia en Frikiland, De Gira en la Farruka, El Joven Frankenstein) son probablemente los nombres que más suenen de todos estos artistas que hacen despliegue de talento en el escenario del Maipo Kabaret.

El show en sí consiste de una serie de números que no tienen ninguna correlación entre sí, salvo ser garantía de reírse hasta lastimarse las costillas. Por si el título no es suficientemente explícito, vale la pena aclarar que el contenido de la obra no contiene la más mínima censura o recato. Cantan lo que quieren, como se les canta. De un número de flamenco promiscuo a un medium que determina qué tipo de putos son los miembros del público en base al gusto de helado que piden, nada tiene desperdicio y todo tiene en igual medida un humor concentrado y altísima calidad musical.

Warangas es una de esas cosas que no se dan muy seguido: artistas infinitamente talentosos haciendo lo que más quieren con total libertad. Un espectáculo con todas las letras y una joya de la comedia musical porteña.