Cuando alguien muere, lo apropiado es que el duelo sea íntimo, privado. Pero la muerte tiene una faceta pública inevitable, al menos en las ciudades, donde necesitamos tomar numerosas hectáreas de terreno para dedicar una pequeña ciudad a los cuerpos de los muertos. Eso es el Cementerio de la Chacarita: un enorme parque brutalista que interrumpe la circulación de los porteños, que aleja a Paternal de Colegiales, a Villa Ortúzar de Villa Crespo.
Una obra más real que la del mundo, dirigida por Juan Coulasso, es una visita guiada que recorre el Sexto Panteón del Cementerio de la Chacarita. Los estilos de los guías (Flor Sánchez Elía, Ignacio Pereyra, Milva Leonardi, Nahuel Caputto y Victoria Roland) son variados, pero la experiencia entera lleva la marca inconfundible de La Mujer Mutante, una compañía que sabe usar el espacio a su favor. El paisaje y la arquitectura del Sexto Panteón son deslumbrantes, es cierto. Pero si funcionaran como mero decorado no serían tan memorables como lo son gracias al utilización funcional de cada aspecto físico: la luz, la temperatura, los desniveles, los puntos ciegos, la acústica, todos son tomados como punto de partida para la creación de Una obra más real que la del mundo.
Por sobre todo, por supuesto, esta es una obra que pone al público cara a cara con los muertos. Y no con los muertos fundadores de los mausoleos del Recoleta, ni con los muertos populares de ciertos sectores de Chacarita. En los niveles subterráneos del Sexto Panteón están los porteños comunes y corrientes, que pasan de estar encajonados en edificios a estar encajonados en nichos decorados con fotos, banderines de fútbol, dibujos infantiles y flores de plástico.
A medida que la visita avanza, el grupo se sumerge cada vez más en las catacumbas. La experiencia se parece a ser enterrada viva, de forma lenta pero segura. Los guías hablan de la historia del Cementerio, que fue ideado por la arquitecta Ítala Fulvia Villa. El predio está en constante modificación porque periódicamente hay que hacerles lugar a nuevos cuerpos. Tal vez sea esto, sumado a la proliferación de plantas y palomas, lo que le da un aire de paradójica vivacidad al Sexto Panteón.
Una obra más real que la del mundo no genera tristeza ni angustia. Estar cara a cara con la muerte es estremecedor, pero con el transcurrir de la obra eso va perdiendo su efecto. No hay salvaguarda para la muerte, pero eso lo sabíamos desde antes, desde siempre. Lo que permanece es la obra monumental de la pergeñadora del Sexto Panteón. Ella nos habla, a través de uno de los guías, y su historia (como la historia del terremoto de Chile, en El mundo es más fuerte que yo) es la historia concreta que le da vida a Una obra. Sus palabras son ciertamente memorables: “Hay que ser brutales, chiquito”.
Ficha técnico artística
Dirección: Juan Coulasso
Idea y concepción dramatúrgica: Juan Coulasso y Victoria Roland
Guías: Flor Sánchez Elia, Ignacio Pereyra, Milva Leonardi, Nahuel Caputto y Victoria Roland
Textos: Federico Pereyra, Flor Sánchez Elia, Ignacio Pereyra, Juan Coulasso, Nadia Lozano y Victoria Roland, a partir de citas, testimonios reales, documentos históricos y algunas fantasías
Dirección Coreográfica y Colaboradora en Dramaturgia: Natacha Visconti
Diseño Sonoro: Matías Coulasso
Diseño de Iluminación: Valeria Junquera
Dirección de Arte: Uriel Cistaro
Realización de Vestuario: Adriana Baldani, Emanuel Nem y Patricia Mizraji
Registro Audiovisual: Francisco Castro Pizzo
Trailers: Nadia Lozano y Federico Pereyra
Colaboración Artística y Bitácora de Ensayos: Macarena Trigo
Fotos: Nora Lezano
Producción: Micaela Zaninovich y Compañía La mujer Mutante
Prensa: Duche & Zarate
Asistente de Dirección: Romina Trigo
Asistentes de Funciones 2022: Gonzalo Bao y Agostina Botta