Último Round, fragmentos de una herida de amor se presenta los domingos en el gimnasio José Oriani, sede de la Federación Argentina de Box. El escenario es perfecto: un galpón de techos altísimos, algunas luces de tubo, dos rings en el medio. Inmenso y sombrío el espacio nos descoloca y nos recoloca, como un primer golpe que nos da la bienvenida.

Se escuchan los movimientos, se prende la luz. En cada cuadrilátero alza los puños una mujer, golpean los fantasmas, las convenciones, los prejuicios. Se alzan en el ring con seguridad y con belleza.

Dos bailarinas y dos actores tejen un diálogo rítmico y poético, con potencia y con velocidad. Entre la danza y el teatro se asoma la poesía y todo el tiempo late el box. La lucha aparece como una danza contra las cuerdas y la danza como una lucha contra el tiempo. Concentrados y ágiles, los cuerpos se despliegan y se repliegan.

El tiempo no existe como línea continua. Pasado y presente, fantasía y realidad se combinan en la ficción a modo de dobles inseparables que se generan mutuamente. La trama se despliega fragmentaria y entre sus fibras vemos al amor como un deporte, la caída como gloria, el deseo, el dolor, las obsesiones. En un ir y venir coreográfico los cuerpos se enlazan, intiman, se rechazan.

Atacar. Golpear. Cubrirse. Bajar la guardia. Mirarse. Medirse. Dolerse. Caer. Abrazarse. Levantarse. La danza del amor que es la lucha encarnada de cada uno con su doble y con otro y sus fantasmas, la victoria es imposible. La batalla es deliciosa.