El amor es una locura: ya lo anuncia desde el comienzo Iván García con un vozarrón magnífico y una sonrisita sugestiva. Pero nada, ni siquiera ese comienzo barroco y estruendoso, nos podía preparar para el desborde de calentura que es Siglo de oro trans, donde si te gusta un par de piernas poco tiene que ver lo que haya entre ellas para que te exciten.
Basada en el texto de Tirso de Molina, el cambio fundamental de esta versión libre de Don Gil de las Calzas Verdes no son los pequeños guiños porteños que se agregan al castellano renacentista, sino tomar una comedia de enredos, con sus característicos disfraces transgénero, y estallarla. Porque si la tradición dictamina que estas obras deben terminar con casamiento y restauración del género de los personajes transvestidos, Siglo de oro trans, dirigida por Pablo Maritano, se lleva puesto el binarismo y la heterosexualidad obligada negándose a asentar géneros y orientaciones sexuales.
Payuca brilla en todos sus papeles (doña Juana, don Gil, doña Elvira) y anda calentando a todo el mundo, en especial a Inés, la rubia caprichosa interpretada a la perfección por Monina Bonelli. A ella, que anda desesperada por un buen polvo, la trata de domar Juan, un Rodrigo Arena que pasa impecable de su experiencia como performer a su primer papel actoral. Se destaca Maiamar Abrodos, imponente como la madre de Inés, dispuesta a vender a su hija al mejor postor.
Los interludios musicales, con tonadas e instrumentos de época, son una fiesta y un buen descanso de las intrigas románticas que son muchas y marean. Recomendamos leer el resumen de la obra en el programa si no quieren perderse los detalles de amores y desamores, pero esta es una obra en la que el argumento es una excusa para burlarse de las convenciones dramáticas y sexuales, así que tampoco hace falta desvivirse por entender cada recoveco de la trama. Además, la energía del elenco te arrastra y no te da tiempo a pensar el porqué de cada vuelta de tuerca.
RuPaul dice que “todos nacemos desnudos y el resto es drag” y acá los personajes, la escenografía (una serie de arcos concéntricos) y el vestuario (trajes de época con siluetas bien sugestivas ahí abajo) nos recuerdan que no hay una esencia de nuestra identidad a la que podemos llegar escarbando, sino que somos capaces de infinitas versiones.
En el texto original, le preguntan a Juana si es hombre o mujer. Ella dice “mujer” y así da lugar a un final casamentero. En la versión de Gonzalo Demaría, la pregunta suscita otra duda: “¿Nada más?”, se asombra Juana-Gil-Elvira.
El final de Siglo de oro trans revela que lo “libre” de la versión no está solo en las modificaciones del texto sino en la libertad de aceptar que el amor es una locura, y de aprender a pensarse más allá de una disyuntiva binaria y una identidad impuesta y limitante: la libertad de ser quien quieras y cogerte a quien te guste.
Ficha técnico artística
Dirección: Pablo Maritano
Autoría: Tirso de Molina
Versión o traducción: Gonzalo Demaría
Actuación: Maiamar Abrodos, Rodrigo Arena, Monina Bonelli, Martina Nikolle Ansardi, Payuca, Julián Ekar, Emiliano Figueredo, Iván García, Naty Menstrual, Fabián Minelli, Roberto Peloni, Ariel Pérez De María
Dirección musical: Dolores Costoyas
Asistencia de dirección: Jeremías Sapire, Mariana Melinc
Diseño de Escenografía: Mariana Tirantte
Asistencia de escenografía: Sofia Eliosoff
Diseño de Vestuario: Maria Emilia Tambutti
Diseño de iluminación: David Seldes
Asistencia de iluminación: Facundo David
Diseño sonoro: Ariel Gato, Camilo Zentner
Asistencia artística: Juan Francisco Dasso
Fotografía: Carlos Furman
Prensa: Agustina Yacachury
Producción Técnica: Isabel Gual
Coordinación de producción: María La Greca
Producción General: Complejo Teatral de Buenos Aires
Este espectáculo formó parte de los siguientos eventos / festivales: FIBA 2020