Laura Cymer y Daniel Hendler pelotean sobre la insatisfacción, el ideal de pareja, la incompatibilidad entre estabilidad y deseo y hasta sobre la filosofía de género, con el ritmo y la precisión de aquellos actores para quienes la comedia es pan comido. En una puesta minimalista César y Rita -cual pelota de ping pong- van y vienen, van y vienen, van y… ¿se terminará el partido alguna vez? Veinte años después de su estreno, la obra regresa a escena con una versión aggiornada al 2018 realizada con eficacia por quien entonces fue Rita, Verónica Llinás, demostrando ahora su talento para la dirección.
En 1998 se estrenó El Submarino en el Teatro Regina, una comedia de los autores brasileños María Carmen Barbosa y Miguel Falabella, protagonizada por Verónica Llinás y Diego Peretti. La misma obra adaptada y bajo el nombre Ping Pong fue la elegida por Llinás para dirigir en teatro por primera vez.
La historia recorre muchos años de idas y vueltas entre dos adultos con personalidades opuestas que se extrañan cuando están separados y chocan cuando intentan transitar la vida juntos. El argumento es sencillo y la temática se abordó miles de veces. La diferencia reside en la mirada de la directora cuyo humor nunca trata los temas por arriba, sino que su mirada ácida se mete de lleno haciendo de una comedia liviana algo que no es superficial, con la incorporación de temas de actualidad como el feminismo, la pareja abierta y la bisexualidad.
Los actores por su parte son los indicados para interpretar estos personajes. Hendler, con su estilo económico y sobrio es César, un hombre que al principio parece medio básico, con pocos intereses y sin muchos mambos por resolver. En cambio Rita, la mujer interpretada por la hiper histriónica Cymer, es una chica que tiene una insatisfacción constante y está en continua búsqueda de nuevas emociones, conocimientos y verdades. Esa dupla tan diferente se atrae y se rechaza todo el tiempo. Mientras tanto nosotros, los espectadores, transitamos con ellos los encuentros y desencuentros disfrutando de su empatía, oficio y ductilidad para un género pocas veces llevado a escena con el timing de las sitcoms yankees, sumando el valor agregado de que a estos actores los sentimos nuestros.
La escenografía, que comienza siendo una cama, se deconstruye en módulos transformables de acuerdo a las distintas situaciones que la obra requiere: una habitación, un restaurante asiático y hasta unas vacaciones en Brasil. De esa manera viajamos durante más de una hora a través de una historia de amor que te va a hacer reír varias veces por minuto.
Ficha técnico artística
Dirección: Verónica Llinás
Autores: María Carmen Barbosa y Miguel Falabella
Versión: Verónica Llinás
Actuación: Daniel Hendler, Laura Cymer
Música: Gabriel Chwojnik
Escenografía: Alejandra Villar
Vestuario: Julia Di Blassi
Prensa: Tommy Pashkus Agencia
Producción: Chino Carreras