“Invocar” está definida por la Real Academia Española como “llamar en solicitud de ayuda de manera formal o ritual” pero “invocación” contiene también en su definición “parte en que el poeta pide inspiración a una deidad o musa”. Matías Feldman con Pasolini puede parecer que hizo una locura pero se ajustó totalmente a lo que una invocación se trata.
Su obra es parte de la tercera entrega del Ciclo Invocaciones en el Cultural San Martín que previamente invocó a Meyerhold, Jarry, Brecht y Artaud. Tranqui los pichis andan invocando.
Para los no tan amantes del séptimo arte, Pier Paolo Pasolini fue un director de cine, escritor y poeta italiano. En su período de auge entre los años 60 y 70, se posicionó como uno de los directores más fructíferos del cine italiano y marcó su impronta en todos sus films. Crítico acérrimo del fascismo, capitalismo y básicamente de toda la cultura dominante europea, se afirmaba marxista, aunque terminó criticando también a este movimiento por sus incoherencias y dogmas. Así mismo, fue muy abierto con su condición homosexual que, para la época, era toda una polémica.
Al entender su personalidad, supondrán que su cine no era nada light. Filmó películas tales como Saló o los 120 días de Sodoma, Teorema y Apuntes para una Orestíada Africana en donde denunciaba la opresión ideológica, marcaba la hipocresía burguesa y eclesiástica, y exponía el decaimiento cultural de una sociedad marcada por el fascismo. Al mismo tiempo, tenía una sensibilidad profunda por el pueblo italiano en sus estratos más trabajadores y siempre exhibía su vida y realidad. Tanto fue así, que muchos personajes de sus películas eran interpretados por no-actores. A través de sus films, teorizó mucho sobre qué es el arte, en qué manera se relaciona con la praxis política y cómo se conecta con el pueblo.
La obra de Feldman parte de la trágica muerte de Pier Paolo Pasolini que murió en un confuso accidente, aún hoy sin resolver, principalmente porque se adjudicó el hecho a una situación privada, aunque siempre se sospechó que fue un acto de represalia a su denuncia social constante. La invocación retrata el último respiro del director, lo que sucede en ese limbo entre la vida y la muerte, tal como su obra entre la luz y la oscuridad, rememorando el enorme imaginario recurrente que inundó sus películas y que manifestó en su vida pública. Las Meninas, la familia burguesa, los soldados fascistas, seres demoníacos/angelicales, y hasta distintas versiones del mismo Pasolini, que parecen venir a rendirle su último homenaje de la manera más grotesca y extrema, como él hubiese querido.
Un elenco numeroso representa situaciones delirantes que se desenredan en todo este crisol humano y fantástico y nunca se puede trazar una línea entre unos y otros. Como si los humanos se mezclaran con la pintura y el firmamento. Es remarcable el uso del espacio, diseñado por Feldman junto a Matías Sendón, que en un galpón vacío con grandes ideas, logran reproducir las situaciones más diversas, a través del uso de cortinas y paredes que de cada vuelta que dan nos transportan a un mundo distinto y cada vez más inquietante.
Esto es entonces, la invocación, que no viene con un esquema pautado y tampoco es una clase abierta sobre el autor. Una invocación, como bien captó Feldman, es un ejercicio espiritual que viene a traernos ese fantasma al que llamamos y nos inunda con su presencia a nivel físico y emocional, y no mental. Pasolini nunca tuvo una presencia ordenada, por eso el impacto que generó fue tan revolucionario, y por lo tanto al traerlo, es natural que nos deje perturbados, debatidos y movilizados.
Ficha técnico artística
Dirección y dramaturgia: Matías Feldman
Actuación: Martín Aletta, Martina Bajour, Eugenia Blanc, Maitina De Marco, Julián Eduardo Duffy, Diego Echegoyen, Andrea Garrote, Paco Gorriz, Manuel Guirao, Guido Losantos, Juliana Muras, Ariel Perez De Maria, Luciano Suardi, Marcelo Subiotto, Juan Manuel Trentini
Iluminación: Matías Sendón
Diseño de vestuario: Emiliana De Cristofaro
Espacio escénico: Matías Feldman, Matías Sendón
Realización de escenografia: Walter D. Lamas, Leonardo Ruzzante
Asistencia de vestuario: Belen Rubio
Asistencia de dirección: Juan Francisco Reato
Producción: Carolina Martin Ferro, Gabriel Zayat
Curaduría: Mercedes Halfon
Colaboración artística: Juan Francisco Dasso, Rakhal Herrero
Este espectáculo forma parte del evento: Ciclo invocaciones
EL CULTURAL SAN MARTIN
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