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90'

Una historia de amor y amistad, de pertenencia e identidad. Entramos al pasillo de una villa, esquivando ropa colgada, radios prendidas y papeles por el piso. Sin irse nunca de escena, los ocho personajes nos comentan qué sucede en su esquina. Con coreografías musicales y una puesta en escena meticulosa, presenciamos sus festejos, sus consumos, sus rezos al Gauchito Gil, sus huidas, sus conquistas, sus pérdidas, sus reconquistas, sus salidas, sus cantos. Aprovechan, también, para llamar la atención sobre los discursos de la clase media sobre ellos. Una historia que, como dicen sus actores, merece ser contada y escuchada.

Menea para mí de Mariana Cumbi Bustinza (Improvisa2) celebra el inicio de su cuarta temporada a pura cumbia. La historia y temática tocan a Bustinza de cerca: “Yo sé lo que es: ver gente caer por un tiro; el gusto de la comida vencida; vivir sin gas en invierno; la procesión por el barrio cuando alguien muere; el miedo a morir; luquear plata para entrar al baile;  cagarse a trompadas; una invasión de bichos colorados y dormir sobre ellos; vivir con piojos continuamente; el olor a humo en la ropa; ir en cana; pelear con la policía;  sentir que no tenés nada. Y fui transformando todo eso en ficción.” *

Probablemente sea este el motivo por el cual Menea – así la llaman sus actores-, nunca cae en estereotipos ni parodias, un peligro constante al que están sumidas las historias que se animan a esta temática. Por el contrario, está planteado desde un lugar de verdad. Incluso uno de los actores que debuta en teatro, Germán Matías (El Wester), abre la obra con su verdad biográfica y desde su experiencia en un barrio bajo.

Verdad sí, pero realismo no. Lejos de hacer una representación ilustrativa, la directora plagó la puesta en escena de coreografías cumbieras, como si se tratara de un musical; y de relato con movimientos coreográficos, a las usanzas del teatro físico. El tiempo pasa, ellos (se) van consumiendo, y lo entendemos por sus cuerpos afectados, movilizados, bailando: tomar merca se vuelve una excusa perfecta para utilizar todo el espacio y armar coreo de ello. Lejos de demonización y lugar común, pura creación. Hay un código común entre los personajes, pero también un código riguroso y  pensado desde la dirección, que es la gran protagonista de la obra.

El Masi es el personaje al que se le delega la mayor parte del relato, el nexo en común de toda la banda: es novio, amante, hermano, amigo, “transa”, y quien rompe constantemente la cuarta pared para hablarle cara a cara al público. El mismo Masi nos interpela con dura realidad hacia el final, como aceptando su derrota frente a la injusticia social: “ahí lo tienen: uno menos”. A su amigo se lo carga la policía, el Estado no garante de derechos, una ideología peligrosa y prejuiciosa.

El subtexto de Menea para mí se vuelve transparente cuando el personaje de La MamiEl Tucu, en pose de presentadores, se acercan al público para recitarnos las palabras del infame y viral video de YouTube conocido como “sos inimputable, hermano”: en él, un señor de clase media acomodada nos aconseja cómo matar a “un chorro” y salirte con la tuya, en el marco de la Expo-Armas 2007. Este espeluznante relato, que genera risas nerviosas, cambia de signo cuando sale de la boca de quienes serían “los chorros”, siguiendo la lógica del señor que usa la carabina 22 como taladro. El pensamiento de una derecha recalcitrante, condensado y utilizado como un gag cómico, pero también anticipando la tragedia que tiene lugar en la historia de la obra.

Otro cambio de signo interesante se da cuando algunos de los personajes, sin cambiarse de vestuario, se convierten en los policías que detienen y “cachean” a los demás. Realizan astutamente una cárcel simbólica con sus cuerpos, ubicándose como la imagen de los cinco puntos (como la cara del dado), pero invertida: el del medio es el ladrón. Los ahora policías, envalentonados y abusando de su lugar de poder, hacen uso de la frase más común y facha posible, históricamente usada en nuestro país para referirse a quienes las clases medias y altas siempre consideraron sus enemigos peligrosos: “negros de mierda”.

La existencia y permanencia de una obra de estas características en tiempos en los que un Senador celebra “un pibe más que está preso”, es una bocanada de aire fresco y de esperanza con el puño cerrado. Los procedimientos elegidos son serviciales a lo que busca generar la obra: una escucha atenta, un público que por una hora mire y vea a estos pibes. Los juegos y cruces de símbolos desde el movimiento y el lenguaje hacen de Menea para mí una obra memorable. Cumbia teatrera, y de la buena.

*Menea para mí: Notas sobre el proceso de creación, por Mariana Cumbi Bustiniza. En Saquen una pluma, Dramaturgia rodante https://saquenunapluma.wordpress.com/2015/02/11/menea-para-mi-notas-sobre-el-proceso-de-creacion-por-mariana-cumbi-bustinza/

Ficha técnico artística

Dramaturgia y dirección: Mariana Cumbi Bustinza

Actuación: Luciano Crispi (El Masi), Ezequiel Baquero (El Tucu), Catalina Jure (La Noe), Natalia Gatto (La Pao), Ornella Fazio (La Peke), Germán Matías (El Wester), Vanina Cavallito (La Mami) y Mercedes Hazaña (La Magui).

Dirección musical y temas originales: Facundo Salas

Asistencia de dirección: Ángela Rodríguez Ayala

Coreografías: Mariana Cumbi Bustinza

Escenografía: Agustín Leonardo Addesso

Diseño de iluminación: Adrián Cintioli

Diseño gráfico: ADD.Arte

Asistencia de escenografía: Emmanuel Graziano

Asistencia de producción: Marcos Roba / Sofía Viñuales

Operador de luces: Cristian Domini

Fotos: Fernando Lendoiro / BQO / Santos Loza

Videos de difusión: BQO

Prensa: Simkin & Franco

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