“…los valores espirituales que cada hombre lleva consigo, pertenecen a lo más elevado de la condición humana”   A. Alezzo.

Rusia revolucionaria 1905, distintos grupos de rebeldes volvían a tomar fuerzas. Un grupo de jóvenes socialistas se reúne clandestinamente en una habitación para llevar a cabo un plan que vienen elaborando hace dos meses. El objetivo es matar al Gran Duque en protesta contra la tiranía del Zar. Está todo listo: Boria, jefe del grupo terrorista, que mantiene la calma entre todos sus amigos y colegas, y su hermana Dora, un ser sumamente sensible pero con valores fuertes, se quedarán observando la situación desde la guarida; Yanek, que representa la facción más soñadora de la revolución, es quien tirara la bomba en el carruaje; Alexis, miembro muy joven de la organización, será el suplente para tirar una segunda bomba si fuese necesario; Stepan, que pasó tiempo en la cárcel, es frío, considera que el fin justifica los medios y desea ser él quien tire la bomba, además no confía en Yanek y se opone a sus ideas soñadoras sobre la vida, considerándolo débil e incapacitado para el trabajo. Más adelante aparecerán más personajes, algunos que pertenecen al bando contrario como La Gran Duquesa y Skouratov, jefe del departamento de policía. Llega el momento del atentado, la espera, los segundos antes de que todo cambie, todos en sus puestos, pero el momento pasa, eso que iba a cambiar no cambia y el plan no se lleva a cabo.

La complejidad del género humano, las debilidades imprevistas, las contradicciones, la fina línea entre qué se justifica para la causa y qué se convierte en justamente lo opuesto a lo que se intenta conseguir, todo esto es el núcleo de la cuestión. Una hermosa pieza en donde, desde un acto terrorista, se habla del amor en sus distintas formas, sobre la muerte, el humanismo y sobre la conciencia humana y sus trucos.

¿Un ideal puede ser corroído y debilitado por la culpa? ¿O es acaso este más fuerte que todo?

“¡Nosotros matamos para construir un mundo en el que nadie vuelva a matar nunca! Aceptamos ser criminales para que la tierra se cubra al fin de inocentes.” Yanek.

La obra está dirigida por Agustín Alezzo, que hace mucho que deseaba hacer esta pieza y consideraba que no había encontrado a los actores para ella, ya que sus personajes deben atravesar muchas dificultades. El autor, Albert Camus, novelista, dramaturgo y filósofo del siglo XX, se caracteriza por analizar la condición humana en las épocas más violentas del siglo, su relación con el mundo y el absurdo de la consciencia.

Ficha técnico artística

Dirección: Agustín Alezzo.

Autoría: Albert Camus.

Traducción : Francisco Javier

Actuación: Emiliano Delucchi, Antonela Scattolini, Julian Caisson, Gastón Ares, Nicolás Dominici, Sebastián Baracco, Martín López Pozzo, Marcelo Zitelli, Nora Kaleka

Asistente de dirección : Sebastián Baracco

Diseño de luces : Félix (Chango) Monti

Música : Mirko Mescia

Escenografía y vestuario: Marta Albertinazzi

AUDITORIO LOSADA

Av. Corrientes 1551

Teléfono 4371-9098

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Duración: 100 minutos

Acceso para Farsos

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