“¿Cómo se dice?”, preguntan los actores de la obra. Lo preguntan espontáneamente, como si se hubieran olvidado una palabra, o como el extranjero que aprende una nueva lengua; pero a la vez es como si lo que se tuviera para decir no se hubiera dicho nunca antes, como si no hubiese todavía palabras reales para esa frase, ¿cómo decirla entonces? Los amigos de Vivi Tellas pone en escena a dos jóvenes senegaleses, y pone en sus palabras la experiencia de la reciente inmigración senegalesa en Buenos Aires, quizás las primeras palabras públicas, sinceras, y en primera persona, de esta inmigración.

Para este nuevo biodrama —teatro documental dedicado a mostrar en los escenarios esas (pequeñas y gigantes) cosas teatrales de la vida cotidiana— Vivi Tellas decide mover el foco del género (que ella misma creó; lo explica mejor que yo en este video), mostrando de lleno su potencial de denuncia.

Fallou y Mbagny, los ¿actores?, traen sus biografías senegalesas, sus historias de migrantes, y nos muestran nuestro país con un espejo de un color diferente. Con fotos, videos, cantando, rezando, charlando, o haciendo reenactments (palabra inglesa que le calza justo al formato de Vivi Tellas: “reactuaciones”) de sus propias vidas, nos preguntan y se preguntan sobre el porqué de la esclavitud de los negros, sobre las religiones, sobre la muerte, sobre el comercio callejero, o sobre la blancura de los porteños: ¿por qué les (nos) sigue sorprendiendo ver negros en nuestras calles?, ¿por qué a algunos les molesta?

Estas preguntas, entremezcladas entre esas que surgen cada vez que te juntás con un amigo: qué loco que todos tengamos un nombre, ¿por qué?, porque Los amigos es antes que nada el retrato de una amistad. Esta amistad —lo mismo que decir esta obra, entonces— es tierna, graciosa, pero como todas es una amistad entre dos personas diferentes, y esa tensión hace avanzar la obra. Los amigos intercambian opiniones, los amigos te reciben en la casa/teatro Zelaya con té y magdalenas, y te muestran su cuerpo en un escenario tan parecido a un living (otra palabra inglesa que le calza a la obra: “viviendo”) que borra los límites entre lo real y lo teatral para encontrar un nuevo medio, lo teatralizado.