Reseña
70'

El título de esta obra −aunque, a mí parecer, queda como flotando en el aire y no anticipa lo que vas a ir a ver− se vincula con el secreto de la casa en donde habita Mabel: personaje icónico de esta puesta. Late el corazón de un perro trata la memoria, el paso del tiempo y nos hace pensar en los que se quedan y los que se van.

El espacio de la obra es una escenografía de un solo bloque con detalles en todos sus rincones y vericuetos. Se trata de la casa del intendente ya fallecido del pueblo y de Mabel, quien quedó viuda, y luego de la partida de su hija; sola. La acumulación sin sentido de esta madre se nos viene encima y termina por dar cuenta del deterioro de una historia que, hoy, se cae a pedazos. Parece uno de esos reality shows de acumuladores o las casas que visita Marie Kondo, en donde cada pequeño objeto aloja un recuerdo y una emoción. Y en ese proceso continuo se revisa el pasado, se cuentan las anécdotas ocultas, se sacan las fotos viejas del cajón.

El relato hila fino construyendo un volcán detrás de la historia familiar. Ana es obligada a regresar a su antigua vida por unos días porque la madre −a quien solamente llama Mabel− y la casa están en problemas. Ella llega con su valija y su traje de azafata y todo está a punto de erupcionar.

El problema se termina de desencadenar cuando un amigo y amor del pasado de Ana; Hernán, en representación de la municipalidad, les pide que devuelvan la casa. Es entonces cuando el desastre de Mabel se convierte en su propio refugio: “Ah! Cuando ir a Buenos Aires era irse al extranjero” exclama Mabel con carácter, fumando un puchito desde el sillón individual en una casa repleta de cosas. Ana y Hernán intentan acercarse y le preguntan, como hablándole a un niño: “¿Esto se queda o se va?“, pero el afán de ordenar y salvarla de un peligro inminente desaparece en el vacío del tiempo.

Esta es una historia en donde se acumulan los objetos de los muertos del pueblo y lo que está por debajo del texto es una la lucha y protesta vecinal en contra de un Estado que comienza a derrumbar casas históricas patrimoniales para hacer monoambientes con el título de “Tu Primer Hogar”. Mabel, a nada de encender fuego su propia vida y la casa en la que vivió por cuarenta años, nos hace elegir: ella o la casa. No quiere negociar y piensa en cómo podría lograr que todo aquello se convierta en un Museo del Patrimonio Histórico del pueblo. En ese acto, heroico y suicida, hay una necesidad humana. Aunque sea una historia que hace tiempo ya está contada, existen muchas ganas de preservar lo vivido y de ser conmemorada.

Ficha técnico artística

Dirección: Franco Gabriel Verdoia
Dramaturgia: Franco Gabriel Verdoia
Actuación: Berenice Gandullo, Silvina Sabater, Gerardo Serre
Diseño de vestuario: Cecilia Allassia
Música: Ian Shifres
Diseño De Iluminación: Matías Sendón
Fotografía: Franco Gabriel Verdoia
Asistencia de dirección: Debora Torres
Producción general: Andrea Ronco
Dirección de arte: Alejandro Goldstein
Prensa: Carolina Alfonso

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