El viaje en tren, algo tan preciado en épocas pasadas de nuestro país, allá por los años 50, de Buenos Aires a Rosario, sirve de escenario para este juego de engaños entre tres personajes que mezclados entre la abrumante situación política y sus propios conflictos personales se encuentran para descubrirse sin disfraz.
Un joven sacerdote con la imagen de un santo a cuestas, una madre ambiciosa y su hija aparentemente tomada por el demonio, se cierran en un camarote para ser interpelados constantemente por la realidad afuera. Las huelgas sindicales del año 1951 interrumpen no solo su trayecto físico, al bloquear el paso del tren, sino sus planes para sí mismos y para con los demás. Perón, Evita y los reclamos de los obreros, invaden lentamente para empezar a turbar un aparente encuentro circunstancial. Todo se contamina con los gritos y palazos del otro lado en un in crescendo. Los personajes miran afuera como un monstruo a punto de devorarlos. De a poco, todas las fachadas no tendrán más lugar y solo quedará la verdad para juzgar y develar si no son ellos mismos, y sus ambiciones, los que contaminan ese ambiente.
Lorena Vega, representando a la madre, juega este juego con la habilidad y rapidez de una locomotora, llevándose a todos por delante. Articula ese afuera con ese adentro, dejándonos ver la interioridad de esta lucha frenética por aparentar, y ese temor a quedar expuesto todo con un humor eléctrico.
Ficha técnico artística
Dirección: Alejandro Ullúa
Autoría: Leonel Giacometto
Actuación: Walter Bruno, Lorena Vega y Tamara Garzón Zanca
Producción Ejecutiva: Estanislao Otero Valdez
Asistente de dirección: Francisco Tortorelli
Diseño de Escenografía: Magalí Acha
Coreografía: Diego Rosental
Diseño de iluminación: Magali Acha
Asistencia de escenografía e iluminación: Vanessa Giraldo
Fotografía: Fuentes2Fernández
Diseño Gráfico: Federico Colombo