Escrita por Sergio Blanco y dirigida por Corina Fiorillo, La ira de Narciso podría leerse como la segunda parte de una involuntaria trilogía autoficcional (de la que ya vimos Tebas Land) donde Gerardo Otero descolla con una actuación total.

Era de esperarse que luego del notable paso de Tebas Land por Timbre 4 en la temporada pasada (Gerardo Otero ganó el premio ACE en la categoría Actor de Teatro Alternativo) se estrenara en Buenos Aires otra pieza del  dramaturgo franco-uruguayo Sergio Blanco. Así fue que en febrero llegó a la sala del barrio Boedo La ira de Narciso, y para agosto se espera El bramido de Düsseldorf en el Teatro General San Martín. 

La autoficción es un asiduo recurso que utiliza Blanco en sus textos. Generalmente de mucha fuerza y carácter, sin evidentes referencias pasadas en el teatro rioplatense, originalísimo en lo temático y revulsivo en lo dramatúrgico. Para Tebas Land y como en este último caso de La ira de Narciso, Corina Fiorillo toma las riendas de la dirección en ambas y construye una obra de pliegues y de múltiples lecturas.

La ira… es un thriller psicológico, dramático, ambientado en la ciudad de Liubliana, Eslovenia, en donde Blanco (Gerardo Otero) es invitado a brindar una conferencia sobre el mito de Narciso. Allí se encuentra con Igor, un joven esloveno con quien tiene una fugaz relación y que nunca aparece en escena, aportando con esa presencia fantasmagórica a la atmósfera inquietante. Sin solución de continuidad, la peripecia policial se desencadena con el descubrimiento de un misterioso asesinato, en su misma habitación de hotel, y la obsesión por descubrir al culpable y sus motivos.

La laboriosidad de Otero confirma que es un actor personal, sólido para componer a estos dos personajes (¡y a veces hasta tres!). La disposición escenográfica le permite dominar toda la estructura cavernosa en la que se convierte la sala, agigantándose a través de su propia sombra en las paredes, quizás en un guiño a la alegoría platónica.

Superlativa interpretación, inteligentísima dirección y plástica dramaturgia en espiral. Si el año pasado Tebas Land significó la revelación de un estilo particular de escritura teatral, este año será la consagración de Sergio Blanco en Buenos Aires.