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Hay un meme que es la imagen de un gato en el cielo, con los ojos llorosos y un sombrero de cowboy, con la frase “embeces la bida no es como keremos”. Quienes hayan leído a John Steinbeck, autor de De ratones y hombres, estarán de acuerdo con que esa desilusión con la vida, esa desazón con la realidad, tiene un rol central en su obra. Y quienes sepan que el título original de la novela está tomado de un poema de Robert Burns que dice algo así como “Los planes mejor ideados, tanto de los ratones como de los hombres, / a menudo salen mal” podrán apreciar lo gracioso que es que un meme moderno tenga tanto en común con un poema del siglo XVIII.

De ratones y hombres, la novela original, transcurre en los años posteriores a la Gran Depresión y narra la historia de dos trabajadores rurales en California. La adaptación de Lisandro Fiks cambia la década de los treinta en el oeste estadounidense por la década de los sesenta en La Pampa argentina, sin sacrificar nada de lo duro y penoso del contexto que propone Steinbeck.

Jorge y Lito, como se llaman en esta iteración, son dos trabajadores golondrina. El primero es inteligente y el otro es idiota, pero muy fuerte y con una obsesión con acariciar cosas suaves, tanto así que cuando acaricia un ratón lo mata sin querer por la fuerza con la que lo agarra. La obra comienza con ellos llegando a una nueva estancia, huyendo de un problema causado por la idiocia de Lito en otra provincia en donde trabajaban anteriormente. Antes de llegar, Jorge le advierte a Lito que no debe abrir la boca para no generar problemas y no poner en peligro el sueño compartido de ahorrar y comprarse una chacra propia en la que no tendrán patrones y criarán conejos que Lito podrá acariciar. La amenaza surte efecto y así comienzan a trabajar en pos de continuar su proyecto de tener algo propio y no trabajar para nadie.

La puesta es acertada, con los detalles suficientes para retratar inconfundiblemente la vida de campo, pero dejando suficiente espacio libre para que los actores y la actriz desarrollen su tarea sin estar ahogados en escenografía. Y hablando de actuar, es importante remarcar lo sólido que es este elenco. Juan Luppi y Ramiro Mendez Roy encarnan a Jorge y Lito respectivamente. Mendez Roy construye con mucha verosimilitud un Lito claramente incapaz, pero sin ninguna maldad: alguien cuya naturaleza incluye inherentemente un exceso de vigor y una falta de delicadeza. Juan Luppi aporta el contraste y el contexto necesarios para poder apreciar esos matices y acompañar la historia.

Por otro lado, Lisandro Fiks y Gustavo Luppi hacen doble labor. No solo dirigen la puesta, sino que además les ponen el cuerpo a dos personajes, y resulta evidente que saben hacer muy bien ambas cosas. Fiks encarna al hijo del patrón de la estancia, una figura opresora de autoridad y poder, y lo hace con tanta verdad que genera un profundo rechazo sin caer en exageraciones absurdas ni estereotipos vacíos. Por su parte, Gustavo Luppi da cátedra sobre cómo hacer mucho con poco, su papel de peón viejo podría haber sido meramente un personaje que le brinde información a los protagonistas, pero no; por suerte es infinitamente más que eso: es un ser vivo y complejo, con un mundo interior cuya existencia, aunque no está explicitada en el texto, sería difícil de negar. Como espectador no puedo dejar pasar la oportunidad de destacar a un actor que logra conmoverme estando acostado, de espaldas y sin decir una sola palabra. Como reseñador, es un placer que existan intérpretes así.

Jorge y Lito tienen un sueño, un proyecto. Cada uno aporta lo que tiene y complementa al otro. A Lito le sobra fuerza para trabajar y Jorge pone decididamente su mejor empeño y toda su capacidad intelectual para que puedan ser un poco más libres, más prósperos y más felices. Hombres y ratones nos interpela en ese deseo que compartimos quienes no somos prole de patrones: estar mejor. Los intérpretes sobre el escenario le dan una corporalidad sólida y vigente a través de los años y las adaptaciones. Es una pena que, a veces, la vida no sea como queremos, pero es una suerte que en esta vida podamos ver una obra tan bien escrita y ejecutada.

Ficha técnico artística

Dirección: Lisandro Fiks, Gustavo Luppi
Autoría:
 John Steinbeck
Traducción: Juan Luppi
Versión: Lisandro Fiks
Actuación: Sandra Criolani, Lisandro Fiks, Heinz K. Krattiger, Gustavo Luppi, Juan Luppi, Ramiro Mendez Roy
Vestuario: Micaela Sleigh
Escenografía: Micaela Sleigh
Diseño de luces: Lisandro Fiks, Gustavo Luppi
Fotografía: Franco Alonso
Diseño Gráfico: Ramiro Méndez Roy
Asistencia: Salvador Piccolini – Franco Alonso

Edad recomendada: +13

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