Una historia sobre extraterrestres. Sobre humanos. Sobre la locura. Sobre el cine.
Una obra que comienza con una exhalación de humo, y en un sólo gesto rompe con cualquier idea de naturalismo que tuviésemos al entrar e intenta involucrar al espectador en una historia intimista. Que se pregunta por los límites entre la locura, la sanidad y la estupidez. Humanas, para empezar, pero no exclusivamente.
Ransés (Alejo Ortiz) es un paciente recién llegado al psiquiátrico en que el Doctor Julio Denis (Lito Cruz) intenta continuar ejerciendo la medicina, con su pequeña vida a la rastra. Nadie sabe muy bien de dónde proviene. Si creemos en su palabra, de un planeta lejano, con la misión de estudiar nuestra civilización. Si seguimos la primera intuición del Doctor, escapando de quién sabe dónde, tal vez de su misma psicosis.
Pero la obra inicia un viaje desde esa impresión inicial hacia un cambio de conciencia. Las palabras de Ransés van teniendo cada vez más sentido, volviéndose cada vez más “cuerdas”. Como cuando especifica qué arma de destrucción masiva se torna más enigmática para los estudiosos de su civilización: la estupidez humana. Aquella impasibilidad, en apariencia inocente, que contribuye a la más bestial destrucción por el sólo hecho de pasar junto a alguien que sufre y mirar para otro lado.
La obra termina, el viaje también; sin embargo, algo falta. A fin de cuentas, alcanzar un estado de conciencia no es lo mismo que alcanzar un estado de acción. Como el Doctor Denis, podemos culminar el viaje en el mismo lugar, habiendo podido ver, pero aún mirando para otro lado.
Ficha técnico artística
Dirección: Eliseo Subiela
Autoría: Eliseo Subiela
Actúan: Lito Cruz, Alejo Ortiz, Marina Glezer, Pablo Drigo
Música Original: Pedro Aznar