Ya es hora de que por fin pase algo. Pero no se puede esperar ayuda desde arriba, porque lamentablemente el cielo está vacío. Tal vez sea cuestión de tensar la cuerda, como para poner todo en movimiento. Si, de todos modos, muere gente todo el tiempo.
¿Qué sucede en una familia cuando los jóvenes mueren en accidentes y los viejos no se terminan de ir?
Ni versión libre, ni manifiesto sobre el clásico de Shakespeare. Hamlet está muerto. Sin fuerza de gravedad hace foco en una tragedia a destiempo, una escena de velorio, que también muta en cumpleaños, porque tal vez mantenga como eco del original esta idea de la muerte unida a un festejo familiar y sórdido. Abrazarse con un ser querido mientras el mundo, fuera de quicio, sigue.
Escrita por el austríaco Ewald Palmetshofer y dirigida por Lisandro Rodríguez, el espectáculo surge del Festival Europa + América 2014, como territorio de cruce entre autores extranjeros y directores locales. En esta emulsión de materiales heterogéneos, puestos a circular en la escena independiente de Buenos Aires, sorprende y se destaca el trabajo de Lisandro Rodríguez junto a todo el equipo, apoyado en actores de potencia enorme. Es notable lo que armaron con un texto imposible.
Particular, triste, doloroso, sórdido y bello. La antesala del Elefante Club de Teatro, que habitualmente funciona como espacio de espera, es elegida esta vez como lugar de la acción, incluida la calle tras el ventanal, como si remitiera al de una casa de sepelios, las persianas y rejas, las hornallas, el baño. Vestidos de negros con chaquetas de cuero, los actores circulan en una escena frontal y apaisada, rectangular, aplastados en ese espacio físico real, como una película de trasnoche. Entran desde la calle, se hacen cargo de una palabra imposible, la tensan, se licúan entre el relato y la escena. ¿Por qué la división, si todo lo que sucede allí es escénico?
Lo frágil, lo inútil, el dolor que no se permite aflorar. Los amores que no fueron, que compiten contándose a quién le fue mejor en la vida. Rematada por dos coronas de flores papel maché, truchas y artificiales, la cocina del Elefante se vuelve laboratorio de intensidades. De un espectáculo que está hecho en una zona de abismo. Porque lo que importa no aparece en la trama ni en el argumento, sino en lo que supieron construir. El espectador sigue de cerca ese juego asombroso, y lo agradece.
Ficha técnico artística
Dirección y puesta en escena: Lisandro Rodriguez
Dramaturgia: Ewald Palmetshofer
Traducción: Pola Iriarte Rivas
Actuación: Sofia Brito, Claudio Da Passano, Paco Gorriz, Claudio Mattos, Vanina Montes, Andrea Strenitz
Diseño de espacio y objetos: Lisandro Rodriguez
Diseño de luces: Matías Sendón
Este espectáculo formó parte del evento: Festival Internacional de Dramaturgia Europa + América 2014
ELEFANTE CLUB DE TEATRO
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