“Yo seré Hedda. Hedda Gabler. De tanto nombrarme, de tanto pensarme me he borroneado toda. Medea, Julieta, Isolda, Antígona, ¿se habrán sentido sobresaltadas por esta duda: el nombre, ser nombrada?”
Ricardo Bartis, una vez más, explora las posibilidades de lo teatral jugando con los conceptos de personaje y de representación en el marco de una belleza personal inconfundible. El trabajo dramatúrgico sobre este clásico de Henrik Ibsen se encuentra minado de poesía que explota en metáforas, sobresaliendo los márgenes de lo teatral para dar cuenta de una realidad cruda por la que nuestra sociedad atraviesa.
La protagonista de la historia es una mujer con pretensiones materiales desmedidas a sus posibilidades económicas, hija de un general de quien solamente heredó sus armas, pasa sus días hundida en un profundo aburrimiento. Vanidosa y egocéntrica, establece lazos sociales desde su mezquindad, convirtiendo su alrededor en una atmósfera inhóspita. No responde a los cánones éticos de amabilidad, ni respeta códigos de convivencia, tampoco lo privado y lo público tienen distinción en su universo. Para Hedda Gabler la bondad, la generosidad, la compasión o el reconocimiento del otro no representan ningún valor.
La puesta tiene el sello propio de Bartis: el espectador es conducido por un largo trayecto hasta llegar a un entrepiso y en ese pequeño espacio intimista es donde está ubicado el living del siglo XIX rodeado de libros. Desde la misma puesta en escena pone en juego la falta de límite claro entre lo íntimo y lo público, el adentro y el afuera. Respetando los aires de época, la atinada dirección hace confluir vanguardia y tradición, obteniendo una puesta que mantiene al espectador atrapado y a la vez consciente.
El elenco conformado por Micaela Rey, Jada Sirkin, Claudia Cantero, Leandro Martínez, Pablo Díaz, realiza un gran trabajo, sobresaliendo la actuación de Carolina Faux en el rol de Gabler.
Esta pieza es una versión sobre textos de Ibsen que retrata la Noruega del 1800, especialmente en su aspecto social, reflejando el paso de la aristocracia a la burguesía con poder y el consecuente impacto en la forma de vivir y relacionarse entre los individuos de la sociedad de esa época. Y aquí es donde un artista como Bartis resulta fundamental para nuestro teatro, ya que con su lucidez y su poética, logra actualizar el clásico y plasmar en juego escénico gran parte del mecanismo socio-cultural argentino. Hambre y amor es metáfora que parece no agotarse en las posibles lecturas de nuestra sociedad actual.
Ficha técnico artística
Dirección: Ricardo Bartís
Sobre textos de: Henrik Ibsen
Actuación: Mirta Bogdasarian, Pablo Díaz, Carolina Faux, Leo Martinez, Micaela Rey, Jada Sirkin
Vestuario: Leonel Elizondo
Espacio escénico: Ricardo Bartís
Música: Manuel Llosa
Diseño gráfico: Sebastián Mogordoy
Asistencia de dirección: Clara Seckel, Damián Smajo
Prensa: CorreyDile Prensa