“La gente anda confundida y la gente confundida es peligrosa”
Hay un campo, maderas en cuadrilátero, monturas y luces de cine a los costados.
Hay un director de cine y una actriz que viajan al litoral para reconstruir el mito de Fauna, especie de mujer amazona, salvaje ilustrada que se vestía de hombre para ser poeta.
María Luisa y Santos, los hijos de Fauna, se encargarán de acercar a los artistas la figura de su madre para que puedan desarrollar su proyecto.
Pero no hay cámaras. Sólo planos y silencios.
Los hijos de Fauna colaboran a medias con ese “trabajo de campo”, el acopio de material y procesos de ensayos sobre un futuro film, poniendo en jaque las pretensiones representativas de los artistas. “Por qué no cuenta su historia, la de su vida, algo sobre lo que tenga alguna idea”
Ay, cuántos proyectos, esos diseños que se hacen sobre lo que está siempre en fuga. Los personajes ensayan escenas de la futura película dentro de la ficción teatral que propone la obra. La representación de la representación en la representación.
Fauna podría pensarse como el documental teatral de ese fracaso. Y también las consecuencias afectivas que desata tocar los puntos frágiles del otro. Todos se van exponiendo y lastimando en la construcción de algo que nunca sucede (el film).
¿Cómo se cuenta la vida en el arte? ¿Qué lugar ocupa el arte en la vida de los “artistas”?
La nueva obra de Romina Paula tiene una voluntad de literatura dramática que El tiempo todo entero no tenía. Un barroquismo metatextual cargado de énfasis literarios que es al mismo tiempo austero, medido y quieto en sus tiempos, en su visualidad. Espacio que es set de filmación, casa de campo y también teatro. En esas actuaciones que son como el rocío, que toca a pesar de sí mismo, y enfría pero también trae calma y anticipa al sol. La emocionalidad sensible de esas texturas de clase abrigadas con pulóveres caros.
Hay un corral donde todos se aman sin ser correspondidos, donde el deseo circula como la rueda de un molino. Uno quiere a otro que quiere a otro y así.
Romina Paula: “Pienso que querer definir, nombrar, es acotar, y que no se puede saber sino en el presente, y que ser y estar en el presente siempre es lo más difícil. Y pienso que el amor es un lugar que se ocupa en el presente y en presencia.”
Ficha técnico artística
Dirección: Romina Paula
Dramaturgia: Romina Paula
Actuación: Esteban Bigliardi, Rafael Ferro, Pilar Gamboa, Susana Pampín
Asistencia de dirección: Ramiro Bailiarini
Escenografía: Alicia Leloutre
Realización de escenografia: Ariel Vaccaro
Iluminación: Matías Sendón
Fotografía: Sebastián Arpesella
Producción general: Sebastián Arpesella
ESPACIO CALLEJÓN
Teléfono 4862-1167
http://espaciocallejon.blogspot.com/
Duración 85 minutos