¿Qué es enamorarse? En este caso es la conversación entre dos desconocidos, bajo el vuelo de una mariposa, en un banco de plaza. Enamorarse es hablar corto y enredado, escrita y dirigida por Leandro Airaldo describe, en un encuentro inoportuno de un gaucho y una porteña, analogías que varían entre lo teatral y lo real. El vestuario de Alicia Macchi completa a los personajes: Pedro, con dos hijos, el mate colgado, la boina de gaucho, las alpargatas y con ganas de charlar y Ana; con los labios pintados, un vestido rojo, una cartera y algunas inquietudes.

Pedro pregunta: “¿qué vino primero, el ocio o el mate?” y Ana, con una voz parecida a la de Graciela Borges responde y le da vuelta el mundo entero. Enamorarse no es fácil pero es corto, confuso y conciso. Como esta obra. Las actuaciones, muy envueltas en la caracterización de los personajes, hilan esta historia de amor con gestos cómicos, miradas de ternura, silbidos cómplices, palabras simples y a la vez, profundas.

La escenografía de Miguel Nigro, habitada por un árbol sin hojas y un banco, que gira a medida que la conversación avanza, junto con el trabajo de iluminación de Luciana Giacobbe crea un ambiente de frenesí violeta. En El Camarín de las Musas, la obra se vuelve inconcebiblemente una belleza, amable al oído y a los sentires del público. El amor a primera vista como concepto universal sigue siendo un tema de conversación, y quizás, hoy, elegir y amar el teatro es una caricia, en un sábado por la noche, incluso para aquellas personas que jamás amaron.