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En lo alto para siempre o cuando la angustia produce nervios y, lejos de paralizarnos, ese vacío profundo hacia adentro nos inquieta, alarma y despierta. Pasa que acá lo cotidiano se cuenta en poesía y con una naturalidad tal que la realidad se nos distorsiona en el brillante de todos esos colores que casi siempre oculta. Justamente, el lenguaje de las dramaturgas y directoras Eugenia Pérez Tomas y Camila Fabbri apunta a eso: invocar ese mundo sensible que el novelista David Foster Wallace supo sacar con tanto dolor a la superficie, para después cruzarlo con la materialidad de los cuerpos sobre una escena precisa y coreográfica.

Así, cada elemento de la puesta es reflejo de esta tensión de contrapuntos que nombra a la vez que interroga lo que nombra, que muestra a la vez que da vuelta lo que muestra. Porque lo íntimo acá, sale del plano cerrado de un living y se explota en la altura pública de un techo. Sí, tenemos la mesa, las sillas y el sillón del código intimista, pero la escena sucede arriba, en el despojo de una terraza pelada, en la manifestación concreta del límite cargado de ese vértigo de segundos antes de trampolín.

La anécdota se ubica allá arriba y parte de la muerte, una muerte de un hijo (Pablo “Kun” Castro) que se repite constante, sobre la vida de una madre (María Onetto) atrapada en las paradojas de su propio lenguaje. También hay otra hija (Delfina Colombo), pronta a ser también madre, que llega para mostrar todos esos esfuerzos por ser vista y comprendida aunque para ella la vida suceda abajo. Entre medio, el agua que avanza sin pedir permiso para ser todo eso que late en subterráneo y amenaza el sistema de la superficie. Por eso también hay un plomero (Marcelo Subiotto), que fija la metáfora a lo cotidiano y, al mismo tiempo, entrega su propia poesía para soltar los miedos desde las alturas.

En este cruce de intenciones es que encontramos ese punto de vista particular de la obra que escarba y saca discurso desde el fondo de las cosas. Punto de vista que se refleja en los efectos de cielo de la iluminación, en los paisajes de la música, en la enorme fuerza de las actuaciones, en la forma de los movimientos y en el ritmo de la dirección a pulso de los textos. Definitivamente, En lo alto para siempre nos llega como un golpe de realidad sensible para dar aire a tanta ficción opresora y cotidiana.

Ficha técnico artística

Dramaturgia y Dirección: Camila Fabbri, Eugenia Pérez Tomas

Actúan: María Onetto, Marcelo Subiotto, Delfina Colombo, Pablo Kun Castro

Vestuario: Mariana Tirantte

Escenografía: Mariana Tirantte

Iluminación: David Seldes

Música: Guillermo Pesoa

Asistencia de escenografía: Sofía Eliosoff

Asistencia de iluminación: Estefanía Piotrkowski

Asistencia de vestuario: Sofía Eliosoff

Asistencia de dirección: Marcelo Mendez

Producción: Lucero Margulis

Colaboración artística: Ignacio Ceroi

Coreografía: Virginia Leanza

 

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