Llevamos 4 meses de aislamiento y la extrañitis teatral lejos de disiparse, se intensifica. Pero para paliar la angustia, aparecen propuestas creadas en este contexto de encierro para mantener vivo el teatro aunque sea de manera virtual. Y como no podía ser menos, el NÜN (teatro queridísimo que está aguantando los trapos del teatro independiente desde el inicio de la pandemia) propone algo que nos entusiasma: cada mes, UNA obra; cada casa, UNA historia. Una experiencia por streaming en vivo.

La obra, escrita y dirigida por Nacho De Santis y Sebastián Suñé, parte de la premisa de que hubo un casamiento y después de la fiesta nos vamos a ir metiendo en las casas de lxs invitadxs, de a un capítulo por mes, para conocer las distintas aristas de esta historia que se cuenta cual relato coral para conocer la verdad de la milanesa.

El elenco está pensado y armado a partir de parejas o familias que viven en la misma casa, para poder transmitir las funciones en vivo sin romper la cuarentena. Los novios son Berenice Gandullo y Esteban Masturini y si bien son quienes inician la movida (e incluso agitan por redes la invitación al festejo) será el capítulo 5 y último de la serie. El primero fue “La ex, el colado y el ramo” protagonizada por Fer Metili y Agustín “Rada” Aristarán y nosotras nos tiramos de cabeza la noche del estreno. Sigue el capítulo 2 “La madre, el tío y el vestido” con Carola Reyna y Boy Olmi, capítulo 3 “El primo, la animadora y el show” con Diego Gentile y Javier Marra, y el capítulo 4 “El padre, la media hermana, el vecino y el champagne” con Gustavo Garzón, Tamara Garzón y Gustavo Pardi.

Si ya te tentaste con solo esto, te subiste a la misma moto que nosotras que desde que nos llegó la propuesta estábamos YEN2. La noche de estreno fue completa, y una manera de mantener el ritual de ir al teatro aún a la distancia. Primero nos invitaron a una reunión por zoom donde Kari Hernandez (sinónimo y corazón del NÜN) nos daba la bienvenida mientras nos contaba un poco del proyecto, y se iban sumando al baile colegas de otros medios que también estaban cubriendo una obra de teatro en plena cuarentena e incluso el resto del elenco de la serie que dijo presente del lado del público. Había alegría y nervios en el aire, se respiraba claramente ese aire de noche de estreno y nosotras en pantuflas desde casa. Después de un rato de previa, pasamos a YouTube por donde se transmitiría la obra en vivo y el chat empezó a explotar de mensajes de buenos deseos y mucho “mierda”, mientras esperábamos que se sumara hasta el último espectador para empezar la función.

No había telón para levantar (bueno, convengamos que ya casi ni existe en teatro independiente) entonces el puntapié inicial fue un pequeño video cual títulos de una peli. Y de pronto zas, nos metimos en la casa de Fer y Rada que a puro humor nos fueron contando la historia de ella que para no ir sola al casorio de su ex, invitó a uno que mucho no conocía, ligó el ramo y terminaron en pedo yéndose juntos. La gira sigue hasta la madrugada, para que incluso Fer se meta en el baño a contarle lo que le está pasando a una amiga y sí, nos metemos en el baño con ella, mientras él hace una especie de soliloquio a la tercera cámara -tipo ojo de pez- que se presta muy para el confesionario. Y así transcurre este primer capítulo, transmitido íntegramente en vivo y por streaming, ponchando entre las tres cámaras cual si fuera un programa de tevé. Efecto logradísimo.

Pero como si los estrenos no tuvieran suficiente adrenalina, acá se le suma la cuota de virtualidad que depende absolutamente de la tecnología, que como ya muchas experimentamos estos últimos meses, puede fallar. Y así sucedió, posiblemente lo más temido por todo el equipo: se cortó la transmisión en plena función. Nosotras automáticamente nos volcamos al chat a ver qué onda y volvimos a meternos al zoom a ver si había alguien ahí, y sí, estaba Kari que explotaba de nervios contándonos lo que había pasado, que lo estaban resolviendo para que siguiera la función. Show must go on ¿nocierto? La experiencia se ensanchaba con todo esto y lejos de cortar el entusiasmo, a nosotras nos re cebó. Y cuando la función pudo retomarse y ni hablar de cuando terminó, el festejo fue casi de gol de mundial (ah re exagerada) pero sí, lo sentimos muy en carne propia. Y los aplausos no podían faltar, así que en el saludo final nos invitan a volver al zoom y ahí todo se duplicó, literal, había dos zoom abiertos en simultáneo, Kari cual pulpo a ocho manos conectando los dos mundos, otra que Dark. El metazoom armó. Y le gente aplaudía y fueron habilitándose algunos micrófonos que saludaban desde varias provincias, mucho fan de Fer y Rada, familias, amigxs, una fiesta.

Extrañamos el teatro, claro que sí, porque qué lindo se siente cuando el teatro te transforma, te sacude, te conecta con la vida. Re cursi pero es la posta. Y extrañamos el encuentro, la presencia, nada nunca va a reemplazar eso. Pero en el interín, qué alegría y enorme agradecimiento que en plena pandemia se estén creando obras adaptándose a los nuevos formatos que mantienen vivo el teatro y aunque estemos en casa en pantuflas, algo nos sacude y nos llena de alegría. Fue una gran noche de teatro. Y ahora quedamos re manijas por ver los demás capítulos, uno por mes hasta que llegue Papá Noel más o menos, y ojalá ¡porfavorcito lo imploramos! que para ese entonces haya terminado la cuarentena y nos podamos volver a abrazar en el teatro y tomar una birra en la esquina.