Como vaticinamos con nuestra bola de cristal teatral (ver nota), la multipremiada obra El curioso incidente del perro a medianoche estrenó el pasado 13 de abril en el Teatro Maipo. Esta es la nueva superproducción a la que apuesta The Stage Company, que adapta la historia del libro del año 2003 del británico Mark Haddon en una versión teatral.

Respetando la cautivadora escenografía de la puesta original, el teatro se enmarca de paredes iluminadas que proyectan constelaciones. Las mismas corresponden a la brillantez que irradia de la cabeza del protagonista, un adolescente con autismo de alto funcionamiento, quien paralelamente a realizar una investigación criminalística encuentra una revelación de su historia familiar. El manejo de los movimientos coreografiados del ensamble y los personajes, en función al minimalismo que ofrece la puesta en escena, es destacable e hipnótico.

Iñaki Aldao, un joven actor proveniente de la comedia musical, sostiene durante dos horas el personaje  de Christopher con altura. La exquisitez en la ejecución de este nuevo talento en combinación con el despliegue técnico, son los elementos sorpresa que nos ofrece esta obra. Cabe destacar, también, el trabajo de Andrea Lovera y Pablo Sultani, dos pesos pesados de la comedia musical, que entran y salen de un personaje secundario a otro y a otro del ensamble. Incluso, juegan con la autorreferencialidad de su pasado con The Stage Company:  “No soy un ogro“, le dice el oficial ferroviario (Sultani) a Christopher en un momento. El público sabe que sí lo supo ser, en Shrek en el año 2015, agarra el guiño y estalla en risa.

También hay autorreferencialidad como recurso dramático, ya que la historia que nos cuentan las paredes es la que va escribiendo el adolescente en su diario y la que lee la narradora (Carla Calabrese). Este recurso a veces no está bien aprovechado, ya sea por ciertos furcios en la lectura, o por la notable disparidad del registro actoral entre estos actores. Otro ítem autorreferencial, es la idea conciente de estar en una obra de teatro. Y con respecto a esto: sí, hagan caso y quédense después del saludo final.

Algo que me queda resonando es la decisión de montar un espectáculo con actores predominantemente del teatro musical para una obra que no es un musical. No puedo evitar pensar en lo que me hubiese gustado escuchar cantar a Melania Lenoir, más allá de que la obra original no tenga canciones. Y es que su presencia en la obra me lleva a ese lugar. Y, por último, me pregunto cuándo será el día en que las adaptaciones dejen de sonar acartonadas por intentar un registro neutro y poco argento.

Con momentos de emoción y hasta de ternura, El curioso incidente del perro a medianoche perfila que estará en el top 3 de obras de teatro para la familia, y para disfrutar, posiblemente, en vacaciones de invierno.