El Teatro Nacional Argentino – Teatro Cervantes no deja de desplegar grandes producciones, entre ellas: Edipo Rey, versión y traducción originales de Alberto Ure y Elisa Carnelli. La puesta futurista de la tragedia griega permanece en cartel dos semanas más.

“Nadie sabe que eres el azote de tu propia sangre, de los muertos bajo la tierra y de los vivos aquí arriba, y el doble trallazo de la maldición de tu padre y de tu madre, te arrojarán de este mundo”, escribió Sófocles en Edipo Rey, una historia sobre un hombre que intenta escapar de su destino: asesinar a su padre, el rey, y tomar de esposa a su madre.

La adaptación final para esta puesta es de Cristina Banegas, actriz y directora, y Esteban Bieda, filósofo y profesor de griego antiguo, que con un lenguaje contemporáneo que utiliza el voseo, atrae al público incondicional de la actriz fetiche de Ure. “Yo, Edipo: esposo de quien no debía, hijo de quienes no debía, asesino de quien no debía…” exclama Guillermo Angelelli, actor principal de la obra.

El coro de la tragedia griega, también llamado “la voz del poeta”, se ubica al fondo del escenario, y danza acompañado por la música en vivo de la pianista y compositora Carmen Baliero. Compuesto por Corifeo (Raquel Ameri), quien dirige a los coreutas interpretados por Liza Casullo y Hernán Franco, el coro oficia de único observador, mitad espectador, mitad personaje, con el rol de reflexionar, expresar sentimientos y eternizar mandatos. La coreografía de la obra, de Jazmín Titiunik, también se ve en las hijas de Yocasta (Elvira Onetto) interpretadas por Lourdes Solé Dolphyn y Sol Titiunik.

En épocas en las que se reafirma la importancia de construir la identidad individual, el final revelado de Edipo Rey, adquiere más legitimidad que nunca como la imposibilidad de escapar del destino, el desocultamiento del ser y el derecho de ser quien se es y a saberlo.