¿Qué pasa si nos sentimos encerrades? ¿A dónde vamos?, ¿a la Cucha? 

En esta performance, el silencio es sagrado y en las pausas cerramos los ojos y escuchamos las respiraciones jadeantes. Habitando la danza, cuatro intérpretes utilizan un código; un comportamiento perruno que entra en el cuerpo y se convierte en generador de sistema. La coreografía, al son de la composición sonora, electrónica y latente, va subiendo como si estuviera manejada por un dimmer. Lentamente, la música aporta imaginación a otras dimensiones. 

En escena, los creadores Macarena Orueta, Samanta Leder, Pablo Castronovo y Andrés Molina van hacia el público y piden “la patita” o los mandan “a la cucha”. Se genera algo en el aquí y ahora de la función y la gente, feliz de volver a presenciar teatro, se ve entusiasmada y ansiosa de volver a sentir esa complicidad nerviosa entre quien domina la escena y quien la observa. Se reciben y se concretan las órdenes de los intérpretes. El público les da “la patita” y corren en cuatro patas hacia la cucha, tornándose un ida y vuelta entre los participantes de este ritual. 

Como objeto del escenario vemos dos compuertas con ventanas que al juntarlas en forma de casita se ve la forma de la cucha de un perro. Allí encontramos refugio. Porque cualquiera que esté presente, bailarines y espectadores, es libre de guardarse en esa cucha. Porque ahí entendemos que durante aquél encierro supimos ser perros, mirando nuestra cucha, desde adentro. El espacio converge de manera lúdica y absorbemos la plasticidad corporal que dirige Celia Argüello, licenciada en Composición Coreográfica de la UNA, intérprete y docente dedicada a las artes del movimiento. 

Llega el momento de apreciar las palabras. Y el relato de este sistema canino, casi implícito por el título, abre el diálogo entre los bailarines y se escuchan expresiones  “¡No!, ¡Sit!”. De a poco sueltan algunas preguntas hacia el público “¿A donde vivís?, ¿a dónde te gustaría vivir?” Y quizás la idea es preguntarnos qué poder le damos a la cucha y qué pasaría si decidimos dejarla y salir a pasear.